Amigo Lector: Como ya anticipé, me hallo a horas de recibir la Navidad instalado en el mirador del The Jewel Club Quarters Hotel, frente al Rockefeller Center, en la 5ta. Avenida, entre 50 y 51 Street –comento para los que sólo conocerán Playa Bristol-, donde en este momento la temperatura es de 45 Fahrenheit (unos 7,22 grados para la chusma) con un pronóstico de precipitaciones para la hora del Gallo y recibo una fotografía de Mario Antonio Cargnello, Bettina Romero y Matías Cánepa.
Desde el observatorio montado en la azotea del Jewel Club Quarters, hemos podido observar en modo de gala, la conjunción de Júpiter y Saturno o “cronocratores”, o sea los planetas que marcan los tiempos. Un espectáculo afrodisíaco para cualquier mente superior, llamada “Estrella de Belén” por los no iniciados.
El investigador de fenómenos astrológicos advierte que siempre la trilogía es un número esotérico presente en toda la historia de la humanidad: dos planetas y una Era, como ahora.
En estos andares me hallaba cuando un amigo Tres Puntos, me acerca una foto de tres puntos que no son amigos.
Me refiero a una gráfica cuya interpretación es equívoca, pues no se sabe bien si es una tenida o una reunión de la Escuela Espiritista San Basilio, a juzgar por los rostros de aparecidos.
Luego de consultar a un R? W? M? -Justo y Venerable Maestro- sobre la posibilidad de que nos halláramos ante reptilianos ya infiltrados, el sabio hombre me dicta en una esquela lo siguiente, que comparto: “Mi Q … H …, sepa Ud. que los repitilianos son una raza superior, de alta inteligencia, de hecho, formadores de esta humanidad yacente. Lo que Ud. ve en esta fotografía son apenas tres ututos.”
En efecto, se trata de Matías Antonio Cánepa Outes, me dicen, no asumido ministro de Educación; Bettina Romero Marcuzzi, refundadora –o fundidora, no saben bien aún- de la Ciudad de Salta, y el que oficia al parecer de anfitrión, Mario Antonio Cargnello, que fungiría como arzobispo de la Salta de los Milagros.
No habremos de indagar en las materias de cada uno de estos menudos insustanciales cuando estamos discerniendo sobre fenómenos celestiales paradigmáticos. Aunque claro, no sólo en la bóveda celeste hállanse fenómenos, la foto nos demuestra que sobre la Tierra también existen. Y no son los que piensa Ginés García.
Ahora, decidme vosotros cuál es la obra por la que los venideros recordarán a estos nenúfares, que no sea la apatía, la jactancia, el adocenamiento y la medianía.
Vos, Cánepa, paradójicamente, sois salvo gracias a la pandemia que devolvió a sus madrigueras a esos sindicalistas. Vos, Romero, de quien predican que sois como el colesterol porque habéis achicado arterias. Y vos, Cargnello, Atila de los tonsurados y ahora mendicante de subsidios públicos, id anotándoos en algún plan porque el Cristo os echará del Templo (No sé si el Cristo, pero mis amigos de Roma me confían que SS –Su Santidad- os tiene en ojeriza).
Tan poca sustancia veo en esta fotografía que os digo; no puedo dedicar mayor tiempo a vuestras insustanciales existencias pues a U$S 120 , cada hora que transcurro en este hotel me indica que estoy gastando demasiado dinero en referirme a vosotros.
Pero, os veo en tres y pienso: Todo en el Universo es 3. El número 3 representa el principio universal de la alquimia: azufre, sal y mercurio. Tres son las fuerzas de la materia: Acción, Reacción e Inercia. Tres son las leyes de Kepler, como también los hijos de Adán: Abel, Cain y Set. También Noe tuvo a tres hijos: Jafet, Sem y Cham.
Y ya en Navidad, el 3 también es significativo, pues Tres la Sagrada Familia y los Reyes Magos que obsequiaron tres sustancias: oro, incienso y mirra. Tres Personas componen la Santísima Trinidad…
Trinas son también nuestras operaciones mentales: idea, juicio y raciocinio, y no advierto en vuestros rostros la marca de que hayáis operado esto jamás.
Si, todo es Tres en el Universo: también los Tres Chiflados y los Tres Chanchitos…
Corre el reloj y mejor abandono el estudio de estos Teyus buteos wainsoni (Como sé que trato con viandantes de escuelas públicas me veo obligado a traduciros: lagartijas verdes), y vuelvo mis ojos hacia la conjunción que nos anuncia el advenimiento de Acuarius –No la bebida- sino el tiempo de la limpieza Kármica.
Nada mejor que ir recibiendo esta Navidad saboreando un Cahteau d’Yquem 1811, mientras observo a Saturno despegarse de Júpiter, en espera de la Comida del 24 para degustar Nido de ave relleno con caviar Almas, acompañado por un aceto balsámico añejado del siglo pasado y jamón ibérico Pata Negra (Que no es como un bolsón navideño adobado con vinos La Punilla obsequio de Miguel Isa, obviamente), mientras veo esta foto y recuerdo aquel trabalenguas de mi niñez: “Tres tristres tigres, tragaban trigo en un trigal, en tres tristes trasto, tragaban trigo tres tristes tigres.” ¿Para qué una cita más alta, verdad?
Hasta la próxima.
