POLÍTICA

Conflicto docente en Salta: el gobernador Sáenz echa nafta al fuego “le pido perdón a los turistas”

Mientras la docencia de Salta continúa sumando adhesiones y vuelve a sitiar la Casa de Gobierno.

(Por Matilde Serra).- Existe una diferencia entre un líder, un gobernador y un administrativo a cargo. Esa diferencia está dada por la altura de su valla mental, es decir, qué nivel de evolución política tiene y qué procesos es capaz de hacer para destrabar un conflicto como el de los docentes en Salta. No es un problema vallas metálicas sino mentales y Gustavo Sáenz parece no darse cuenta.

Mientras la docencia de Salta continúa sumando adhesiones y vuelve a sitiar la Casa de Gobierno, corta las calles y toma las plazas de los pueblos, la única reflexión que se le viene a la cabeza al gobernador, es afirmar que: “Qué tengo para decir sobre el vallado de la Plaza 9 de Julio? Que le pido perdón a los turistas”. Lo que se diría una sandez.

Un líder sería capaz de haber desatado este “Nudo Gordiano” hace rato a semejanza de como relata la tradición que lo hizo el célebre Alejandro, cortándolo, ya que “lo mismo es cortarlo que desatarlo”. Aplicada al caso de Salta la anécdota, un líder habría desanudado la cuestión docente cortando de cuajo el problema según las siguientes fases: pidiendo la renuncia al ministro de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología (demasiadas disciplinas para alguien que sólo advierte las 99 preguntas del Catecismo), Matías Cánepa; nombrando alguien capacitado y capaz, sentando a los gremios y “Docentes autoconvocados” a una mesa de diálogo cierto y poniendo una fecha límite a todos para cerrar un acuerdo. ¿Es posible esto? Por supuesto que sí porque atiende a la lógica de un razonamiento. ¿Dónde está entonces el problema? En que no hay líder ni voluntad de solucionar el conflicto.

Un gobernador bien ubicado seguiría más o menos los mismos pasos anteriores o al menos le exigiría una posición más decidida a su ministro. Que dejara de estar en la pasividad escolástica y saliera a enfrentar la situación, caso contrario que renunciara porque el polvo de las tizas ya lo está cubriendo al gobernador también.

El administrativo a cargo en cambio, aplicaría un «Laissez faire et laissez passer, le monde va de lui même”, que traducido significa, “Dejen hacer, dejen pasar, el mundo va solo”. Precisamente en este punto está ubicado el gobernador Gustavo Sáenz, dejando pasar todo, pensando que algún iluminado le acomodará su universo donde él es el centro aunque no se da cuenta que a su alrededor ya le están chocando los planetas.

De las tres opciones graficadas pareciera de que Salta está gobernada por un administrativo a cargo, pues no le apuran las responsabilidades sociales ni políticas que a un líder le afligirían resolver con prontitud.

Los docentes a diferencia del equipo gobernante tienen espíritu de cuerpo y por eso es que la protesta no sólo no cede sino que a goteo se va incrementando. Debiera saber que todo tsunami se anuncia con una sucesión de olas “in crescendo”.

Si Gustavo Sáenz quiere demostrar que es por lo menos un gobernador, ya debiera haber sacado de la capilla monástica a su ministro de Educación, Matías Cánepa, porque con su holganza e inacción lo está haciendo ingresar a él en una capilla ardiente.

Mantener la valla mental es la prueba de fuego que debería sortear el gobernador salteño. Y todavía tiene tiempo para demostrar que quiere hacerlo.

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