SALTA (Redacción) – Llegar al Senado siempre es un buen negocio en la política salteña y en todas las provincias. Ese es el lugar donde se construyen fuertes lazos con las autoridades gubernamentales. Ni hablar si encima terminas ocupando la presidencia o vicepresidencia de la Cámara Alta. Si hay alguien que sabe de ese rol es Mashur Lapad que otra vez se entroniza en su banca y en lo más alto del podio.
Todo esto sería anecdótico si no sería el representante del departamento Rivadavia, la de mayor pobreza en Salta. La capacidad política que tiene está a la prueba ya que ingresó al Senado cuando Juan Carlos Romero era gobernador, continuó con Juan Manuel Urtubey y lo hace ahora con Gustavo Sáenz. Sí, Mashur Lapad es una clara muestra de la resiliencia pública.
Para colmo, supongamos que al gobernador y al vicegobernador le ocurriese algo, es quien podría sucederles. Claro, se trata de un hecho hipotético y casi imposible, pero es la muestra de saber construir poder a la sombra. Ayer viernes Lapad asumió una vez más como vicepresidente primero del Senado detrás de Antonio Marocco, quien es la autoridad por naturaleza al ser el compañero de Sáenz.
Un verdadero ejemplo de casta
Ahora que se puso de ejemplo la palabra «casta» para referirse a quienes se eternizan en el poder, aplica justo para el caso del senador de Rivadavia. Mientras que Andres Zottos y Miguel Isa fueron vicegobernadores y, por lógica, presidentes del Senado; el rol de Lapad fue total. Previo había estado presente Walter Wayar que tuvo una fuerte impronta en su rol de vice.
El senador Lapad se eterniza en el poder mientras que los ciudadanos de Rivadavia siguen padeciendo grandes injusticias. Ante lo que se espera un verano terrible y con altísimas temperaturas, los camiones cisternas serán la fuente de abastecimiento. Tal vez en esta ocasión el legislador se acuerde de sus coterráneos y gestione en beneficio de ellos.
