SALTA (Redacción) – Con la clásica verborragia que lo representa, Carlos Zapata lo llamó corrupto al gobernador Gustavo Sáenz. El asunto es que al no presentar las pruebas necesarias ni hacerlo por la vía judicial, está participando de un acto de falsa acusación, en especial siendo funcionario público. Le salió el tiro por la culata y una ciudadana presentó una denuncia legal en contra del legislador.
El pasado 1 de marzo, el gobernador inauguró formalmente las sesiones ordinarias de la Legislatura salteña. Dicho contexto lo utilizó también para pedirle a los legisladores de La Libertad Avanza que defiendan a Salta y no al Gobierno nacional. Quien se sintió totalmente tocado por esa mención fue Carlos Zapata que no pudo con su genio y le respondió al mandatario.
Con su estilo provocador, el diputado reprendió contra el mandatario provincial. «Estoy en cosas más importantes que responder los dichos del inútil que gobierna Salta. Que deje de robar y le va a alcanzar”, justificó Zapata. Todo indica que sumó a la moda de ser violento como el presidente Javier Milei y todos los que forman parte del espacio libertario.
La ciudadana le recordó que debe presentar las pruebas necesarias
La ciudadana en cuestión se llama Susana Del Frari y le recordó su estatus al diputado nacional. Por lo tanto, la susodicha aclaró que «tiene el deber y la obligación de formular la denuncia de los delitos que le lleguen a su conocimiento, máxime cuando involucra a otro», aclaró sobre el caso de Zapata. Todo esto en marco donde se ha vuelto normal acusar a otros sin muestras.
«Si Carlos Zapata no efectúa la denuncia correspondiente de los delitos enunciados y que habrían sido cometidos por Gustavo Sáenz, formulo la denuncia correspondiente contra el diputado nacional por incumplimiento de los deberes de funcionario público«, advirtió Del Frari. Al diputado libertario, socio directo de Alfredo Zapata, un día la jugada le salió mal. Habrá que ver si tiene lo necesario para presentar pruebas, retractarse o seguirá con su fiel costumbre de ensuciar a los demás sin costo alguno.
