SALTA (Redacción) – Hoy es un día importante dentro de la Iglesia Católica, ya que con este miércoles de cenizas se da inicio a la Cuaresma, un periodo de 40 días de preparación para las Pascuas de Resurrección. Este tiempo de penitencia está determinado por el llamado a la conversión y a la preparación para vivir los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en la Semana Santa. En la Catedral habrá dos celebraciones hoy, a las 19 y 20.30hs.
Miércoles de Cenizas
El principal signo de hoy es la imposición de las cenizas. Este gesto busca reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. En la misa se bendice e impone en la frente de los fieles la ceniza hecha de las palmas bendecidas en el Domingo de Ramos del año anterior. La liturgia cuaresmal, con el color de la penitencia representado con el color obispo, se cumplirá en todas las iglesias.
El tiempo de Carnaval tradicionalmente culmina con el miércoles de cenizas con el que la Iglesia Católica da inicio al tiempo de Cuaresma. Con el mismo comienza también el ayuno y la abstinencia de carne de los días viernes. Pero este concepto es considerado una metáfora, por lo que los religiosos apuntan a que en caso que no se pudiera dejar de comer carne, se puede hacer otro tipo de penitencia y sacrificio.
Cuaresma
De acuerdo a lo que explican desde la Iglesia, la Cuaresma tiene tres pilares fundamentales que se deben vivir en durante estos 40 días. Se trata de limosna, oración y ayuno. Este tiempo es conocido como la preparación para la Semana Santa, que este año iniciará el 5 de abril con el domingo de Ramos y culminará el 12 de abril con la Pascua de Resurrección. La confesión es una práctica a la que se invita para transitar esta etapa.
El Papa Francisco ya emitió su mensaje, el cual se va a predicar durante toda la Cuaresma que es un tiempo de conversión. En el pide que se mire los brazos abiertos del Cristo crucificado y dejarse salvar. Además entiende que cuando decimos que la Cuaresma es un tiempo de conversión y penitencia apuntamos a la esperanza y no a la tristeza.