SALTA (Redacción) – Todo el país ha enfrentado diversas crisis y muchas de ellas dejaron cifras alarmantes de pobreza. Estos aspectos caracterizan a la Argentina y lo diferencian de otras naciones del mundo: recurrentes y profundas fluctuaciones. Aprender de la historia es un desafío pendiente ya que se pueden contar 15 crisis desde 1950 hasta la fecha. Pero diez de ellas se concentran en el período 1980-2020. Si el país ya se recuperó de 14, podría hacerlo de esta última provocada por el coronavirus. En tanto, si la reducción del PBI es la que estima el FMI y otros organismos, la indigencia infantil volvería a cifras similares a las del 2001.
Crisis económicas, un problema recurrente
Como bien indica el DDN, la principal diferencia entre ésta crisis económica que generó la pandemia de covid-19 y el resto, es que todavía desconocemos su duración real. Sin embargo, no hay razones para sostener que será mucho más extensa que el resto. Por eso, se estima que el PBI caerá un 5,7% en 2020. El número implica que no es la crisis más fuerte que enfrentó Argentina, cabe recordar: en 2001-2002 cayó un 11%. Tampoco será la más suave: en 1995 cayó un 2,8%.
Esta recesión tiene influencia en términos de pobreza infantil. Sabemos que la problemática monetaria depende de los ingresos de las personas con quienes conviven niñas y niños. Además, conocemos que estos ingresos están conectados al empleo y a la protección social. De igual manera, a causa de que el aislamiento social preventivo y obligatorio significa una retracción de los ingresos laborales, el Gobierno tomó medidas. Reforzó las partidas destinadas a apuntalar ingresos de los sectores más vulnerables.
En tanto, una manera de saber lo que puede suceder en el país tras la pandemia es tener en cuenta la magnitud del impacto. Allí aparecen una serie de indicadores económicos que pueden calcularse usando los antecedentes como un insumo para prever el escenario. Si la situación continúa de esta forma, se puede decir que una caída de la actividad de un 5,7% llevará la pobreza infantil del 53% de 2019 a 58,7% en 2020. Este procentaje implica cerca de 750 mil niñas y niños más en situación de pobreza.
Las cifras después del coronavirus
Cabe señalar que estas niñas y niños viven en hogares cuyos padres no podrán salir de la pobreza. O habrán entrado en ella por la pérdida de ingresos laborales. Son menores que merodeaban en los bordes de los umbrales de pobreza, la denominada como “población vulnerable”. Pero hay que apuntar que no son nuevos pobres, ya que representan la situación no resuelta de décadas en la economía argentina. En este contexto se puede mencionar que la crisis de 1989 dejó un 63% de niñas y niños pobres. Mientras que la de 2001-2002, un 74%. Además, el país nunca tuvo tasas de pobreza infantil menores al 30%. La del 2011 a esta parte estuvo en un promedio del 45%.
El 58,6% de pobreza infantil después de la pandemia es un número elevado, aunque es menor al alcanzado por otras recesiones. Hoy la Argentina tiene un sistema de protección social más desarrollado que el de épocas anteriores. No obstante, este nivel es solo un promedio de situaciones muy disímiles. Por último, hay que mencionar que las desigualdades observadas tienen un sesgo de género muy fuerte. Los hogares encabezados por mujeres están en particular desventaja.
