SALTA (Redacción) – La Justicia provincial concluyó un llamativo proceso penal en las últimas horas. Concretamente, sentenciaron a un hombre por estafas a trece beneficiarios de planes sociales. Además, mencionaron que esto sujeto se hizo pasar por curandero, a fin de haber efectuado otras maniobras fraudulentas. Particularmente, resaltaron que este individuo contaba con frondosos antecedentes penales, ya que fue reincidente por sexta vez.
En representación del Ministerio Público Fiscal de Salta, esta indagación estuvo a cargo de la fiscal penal de la Unidad de Delitos Económicos Complejos, Verónica Simesen de Bielke. De esta manera, las partes acordaron la realización de un juicio abreviado para arribar al castigo que finalmente recibió Juan Normando Rodríguez. Por ese motivo, el imputado fue condenado a un año de prisión efectiva por el delito de estafa reiterada en 13 hechos.
Estafas
Ante ello, la fiscal penal mencionó cuáles fueron los delitos que había cometido Rodríguez. En primer lugar, indicó que el individuo se hizo pasar por beneficiario del Plan «Argentina Trabaja». A partir de ello, pidió que el director de la Escuela Nº 5076 Dr. Arturo Humberto Illia le entregara dinero para ejecutar obras de mantenimiento. Asimismo, le pidió 300 pesos a varios inscriptos en planes sociales bajo el pretexto de que accederían a una oportunidad laboral.
En base a las declaraciones de las víctimas, Simesen de Bielke estableció que el estafador adoptaba la misma metodología para concretar estos fraudes. Además, proclamó que los damnificados señalaron que el condenado había utilizado distintos nombres ante cada uno de ellos. Sin embargo, apuntó que su coartada quedó anulaba luego de las consultas que se efectuaron ante el Ministerio de Desarrollo Social de Salta. De esa forma, constataron que las identidades que había otorgado no forman parte de la base de la cartera.
Por otra parte, la fiscal penal refirió que Rodríguez también había incurrido en otros delitos. Al respecto, sostuvo que fingió ser curandero. A partir de esta práctica, mencionó que ofrecía sanar a sus víctimas, al tiempo que les exigía la entrega de elementos de alto valor económico. Con el paso del tiempo, el progreso de las enfermedades dejó en evidencia su accionar. Sin embargo, los damnificados comentaron que incluso en esos casos el sentenciado se negó a devolver los bienes.
