SALTA (Redacción) – A pesar de la situación crítica que deja como saldo la pandemia en materia de salud y economía, hay algunos privilegios que parecen no ser suficientes. En este sentido, se apeló a la solidaridad de todos los sectores. Los legisladores se congelaron la dieta, mientras enfermeros de primera línea se limitaron a cobrar en casos extremos $15.000. Por su parte, los jueces no estarían interpretando la misma realidad; vaya a saber con qué lente eligen mirar la realidad.
Pese a percibir una remuneración mensual por encima de los $350.000 mensuales, los jueces de la Cámara Civil y Comercial Salta III pidieron un “reconocimiento” o una “compensación con días de licencia”. Los mismos se excusan en el trabajo de manera remota durante la feria extraordinaria dispuesta por el Poder Judicial. Cabe recordar que esta medida se tomó ante la cantidad de casos detectados en Ciudad Judicial.
Con una nota enviada al presidente de la Corte, Guillermo Catalano, los jueces Marcelo Domínguez, María Inés Casey y María Silvina Domínguez, se expresaron. Los mismos consideraron que el reglamento interno del Poder Judicial no distingue entre una feria en condiciones normales y otra dispuesta de manera extraordinaria. Por este motivo, si bien cuentan con los derechos e instancias para hacer este tipo de reclamos, las cifras mayúsculas dejan abierta una pregunta: ¿qué le queda al resto?
Los motivos
Según los jueces que piden un resarcimiento extra, la feria “implica un incremento normal de trabajo. Pero, la gravedad de la situación epidemiológica actual por la circulación viral comunitaria de coronavirus en capital, compromete el normal desarrollo de las tareas jurisdiccionales propias de este Tribunal durante cualquier feria; tareas ya menoscabadas ordinariamente con motivo de la disminución de personal y funcionarios de esta dependencia”.
Aunque todavía no fue contestada la nota pidiendo el bono, fuentes cercanas al Presidente de la Corte de Justicia aseguraron que será desestimada. Las autoridades máximas entienden que la medida se dispuso de manera extraordinaria y no implica un mayor trabajo. Al contrario, se suspendieron plazos procesales, se redujo el horario y la carga laboral. No así el caso de los docentes que hicieron magia para continuar con el cronograma al punto tal de establecer una ley de educación y trabajo a distancia que permita reglamentar los derechos y obligaciones.
