SALTA (Redacción) – Si bien los anuncios del Gobierno provincial así como del Ministerio de Salud insisten en proteger a los grupos de riesgo, no todo se refleja al pie de la letra. A contrario, se conocen noticias que dan cuenta del desamparo, la exposición y la postergación de los mismos. En el marco de la pandemia y la emergencia sanitaria, parece irónico que los adultos mayores sean hoy el blanco del virus por la negligencia de las gestiones.
Desde enero, cuando asumió la nueva administración, el PAMI no firmó convenios de asistencia sanitaria con clínicas de Salta. Tras ello, con impacto del Covid-19, reconocimos el verdadero rostro de esta obra social que dejó librada a la azar la salud de 130.000 adultos mayores. Con el crecimiento de la curva de contagios en Salta, la situación se tornó crítica en las últimas horas.
La crisis es tal, que las ambulancias del SAMEC se vieron obligadas a convertirse en Unidades de Terapia Intensiva. El motivo es que éstas son rechazadas en los hospitales por falta de disponibilidad y en los sanatorios privados por no contar con un convenio marco. Según confesó un enfermero, “a bocinazos y gritos pelados” los médicos del servicio de emergencia de la provincia buscan que los abuelos del PAMI sean atendidos pero sin resultado alguno. “Es lamentable cómo tratan a los viejos”, relató un chofer.
Abuelos en jaque
El Comité Operativo de Emergencias buscó intervenir en la emergencia pero sin resultado alguno. En este sentido, las reuniones de la ministra de Salud, Josefina Medrano, con la directora del PAMI en Salta, Verónica Molina, no surtieron efectos. Tampoco lo hicieron los desesperados pedidos vías notas formales. Los mismos tan sólo lograron hacer que la obra social designe a funcionarios que sirvan de “nexo” para coordinar las urgencias en Salta.
Sin respuesta de las oficinas en la provincia, el propio Gobernador Gustavo Sáenz se vio obligado a intervenir. Según revelaron fuentes cercanas, se comunicó directamente con el ministro de Salud de la Nación, Ginés González García para que se arbitren los medios necesarios para garantizar la asistencia de los adultos mayores que son afiliados del PAMI. De hecho, se trata de uno de los principales riesgos ante el virus en un contexto de circulación comunitaria. Caso contrario, la historia lo juzgará y severamente. El tiempo corre y la salud de los abuelos se encuentra en jaque.
