SALTA (Redacción) – En la última semana, el ibuprofeno sódico tuvo gran protagonismo en los medios de comunicación. Esto se debe a que el ministro de Salud, Juan José Esteban, aprobó el uso de este tratamiento alternativo, el cual mostró resultados positivos sobre pacientes con COVID-19. Sin embargo, hay muchas controversias en torno a este tipo de medicamento, ya que varios especialista sostienen que el único método para salvar vidas es el plasma.
La semana pasada se anunció que el ibuprofeno sódico comenzaría a utilizarse en el territorio salteño. Si bien Tartagal comenzó con este tratamiento en los pacientes hospitalizados, el titular de la cartera sanitaria aprobó su uso en toda la provincia. Asimismo, aseguró que hicieron el pedido en la empresa cordobesa que lo produce para que haga un envío hacia los hospitales de Salta.
Sobre esto, el infectólogo y catedrático, hugo Pizzi, sostuvo que “el plasma es el único que salva vidas”. El profesional remarcó que este nuevo tratamiento que está tomando fuerza en medio de la crisis sanitaria es un método paliativo, ya que se trata de un medicamento que es antinflamatorio. Según explicó, esto solo ayuda al paciente en situaciones que necesiten mitigar las consecuencias de la enfermedad en ese aspecto.
Pros del plasma
Durante una entrevista, Pizzi declaró que en Córdoba se extrae el plasma a los pacientes recuperados y se los estudia en un centro de virología. Luego de esto, se separa aquel plasma que cuente con mayor cantidad de anticuerpos y envíen las muestra a los hospitales que lo hayan solicitado. Al respecto, el virólogo aseguró que el resultado de este tratamiento alternativo «es milagroso».
Por otro lado, cuestionó que en algunos lugares todavía no estén utilizando plasma y recordó que durante la pandemia del Ébola, la Organización Mundial de la Salud envió muestras de plasma al continente africano, lo cual ayudó a mitigar las consecuencias de la enfermedad. Así también señaló que en Estados Unidos al uso de esto se lo llama «Efecto Lázaro». Esto se debe a que se le «aplica al moribundo y en horas cambia la historia natural de la enfermedad”.
