SALTA (Redacción) – Día a día nos desayunamos con triste postales que dan cuenta de la resentida postergación en materia social. Son los propios testimonios de la gente y los registros fotográficos los que evidencian esta realidad paralela más que “nueva normalidad”. Largo trecho nos queda todavía para transitar nuevos horizontes. En este marco, Salta 4400 dialogó con Rebeca, vecina de Solidaridad, tercera etapa, quien dio detalles de un escenario desolador al respecto de un desagüe y el nivel de contaminación circundante.
Desde la Manzana 447 a 448 de este barrio, nos encontramos con un desagüe que “en teoría iba a ser subterráneo”. “Cuando vino el intendente que se fue, nos habían hecho firmar un acuerdo con los vecinos para que lo hagan subterráneo, pero ahora tiene una altura de un metro y esas defensas las hicimos nosotros, porque si no el agua sube”, aseguró Rebeca.
Asimismo, manifestó que con las tormentas esto empeora y no tienen respuesta ni de bomberos ni de la policía. “Esto desemboca en una cloaca todos los días y en todo horario. Esto a 50 metros tenemos al Papa Francisco y a la escuela”, advirtió. Cabe recordar que estos espacios son ahora los focos de atención y contención de pacientes sospechosos y positivos de Coronavirus. De allí que hace el concepto de salud pública parece estar restringido sólo para algunas zonas geográficos y algunos segmentos de la comunidad.
Un fomento a la contaminación
“Nosotros tuvimos reuniones con políticos, vino gente de la municipalidad, de obras públicas y nos prometió que esto se iba a arreglar. Esto no tiene salida, se hace una laguna. Iba a haber un desagüe subterráneo pero nunca se hizo nada”, disparó Rebeca. Si algo le faltaba a este terrible y riesgoso escenario es un predio dejado a la buena de Dios.
“Esto no se limpia desde hace más o menos 10 años. Nosotros tratamos de limpiar entre vecinos, quemamos un poco para mantener descubierto para que aquí hay de todo. Nosotros pedimos que vengan y cuando nosotros nos ponemos a desmalezar, viene la policía porque creen que estamos por tomar tierra”, señaló. Sin embargo, los grandes volúmenes de basura y los animales muertos dan cuenta de lo contrario y la verdadera preocupación.
Si bien los vecinos decidieron aunar esfuerzos y hacer de esta desidia un punto de encuentro, tal y como lo es una plaza, la municipalidad se los negó, aduciendo que se trata de un predio provincial. “Estos pocos árboles que quedaron se hicieron a través del programa Argentina Trabaja hace 8 años”, subrayó. Intentos fallidos, falta de respuestas y desatención son parte de las gestiones a las que se acostumbraron los vecinos.
Incluso, en la previa de la estación de lluvias y con el calor pisándonos los talones, los mismos temen por el efecto de las tormentas pero dicen haberse acostumbrado. “Aunque no lo crea, me acostumbré. Nos estamos acostumbrando a vivir con olor a caca, tenemos la depuradora ahí viéndola. Tenemos el vertedero San Javier y esto es todo el día, todo horario. Aguas del norte viene, mete dos o tres fierros y se va. Son dos calles afectadas, en una es menos, pero aquí hay más porque tiene pendiente”, concluyó.
