SOCIEDAD

La cruda actualidad de los boliches: «La clandestinidad esta de fiesta, mientras nosotros estamos muriéndonos»

Mario Delaloye, empresario de boliches, habló sobre el ascenso de la actividad clandestina en Salta.

Fiestas clandestinas en Salta.

SALTA (Redacción) – Durante los últimos meses, las fiestas clandestinas tomaron gran protagonismo en la noche salteña. Todos los fines de semana se realizan numerosas reuniones en distintos puntos de la provincia y se convirtió en un negocio peligroso y en constante ascenso. En diálogo con Salta 4400, Mario Delaloye, empresario de boliches, explicó cómo la clandestinidad golpea al sector y a la sociedad en general.

«La clandestinidad esta de fiesta mientras nosotros estamos muriéndonos», denunció. En ese sentido, explicó que las medidas restrictivas implementadas por el Gobierno de Salta durante el contexto de pandemia, solo alienta a la realización de fiestas clandestinas. Por este motivo, solicitó a las autoridades provinciales a avanzar con más flexibilizaciones y extender los horarios de atención en bares y locales gastronómicos.

«Yo creo que la única manera de controlar todo esto es justamente tener a la gente en lugares que pueden ser controlados», sostuvo. Según explicó, la clandestinidad no representa solo un problema en cuanto al coronavirus, sino que también es una «puerta abierta a todo tipo de drogas y sustancias para los jóvenes». En muchos de estos lugares, la Policía no llega y eso complica aún más el asunto.

Para Mario, las restricciones permitieron que se abra una industria clandestina que es «mucho más barata y descontrolada». Además, señaló que actualmente la gente utiliza los bares y locales gastronómicos solo como previa para ir a este tipo de fiestas, ya que tienen horarios más extensos. «Hay fiestas que son hasta las 11 de la mañana. ¿Cómo podemos nosotros competir con eso, si solo tenemos disponible hasta las 1?»,aseveró.

La crisis económica del sector

Desde el sector de boliches y de los gastronómicos, solicitan a las autoridades provinciales que permitan extender sus horarios de atención. Según explicaron, estas medidas llevaron a que muchos locales tengan que cerrar y se tenga que despedir una gran cantidad de personas. Además, señalan que a ellos le ponen más condiciones para poder funcionar. «Nos obligan a poner adicionales policiales, tenemos gente de seguridad con puntero láser y eso incomoda a la gente. Si alguno se para de su mesa a querer bailar debemos indicarle que no se puede hacer, como si fuéramos niñeros», sentenció.

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