SALTA (Redacción) – La ciudad de Metán es el escenario de una particular causa laboral ente un trabajador despedido y su empleador. El primero acusa que lo dejaron sin trabajo por su «orientación sexual» y el segundo aseguró que lo echó por una «restructuración» del personal. En esta disputa judicial, el magistrado del caso y la Corte de Justicia fallaron a favor del denunciante. Por lo tanto, el acusado deberá justificar el motivo de la cesantía.
«Es el empleador quien debe probar que un despido fue con causa y no por la orientación sexual del empleado», resume el informe oficial del caso. De esta manera lo determinó una resolución del Juez de Primera Instancia del Trabajo de Metán, Ronaldo Robles. Un dato no menor es que esta decisión la confirmó la Sala I de la Cámara de Apelaciones del Trabajo y la Corte de Justicia de Salta.
Desmentir un «despido discriminatorio» o pagar «daños morales»
En este sentido, desde la Justicia detallaron que la causa llegó como consecuencia del reclamo del empleado quien solicitó una indemnización por «daños morales» ante el despido sin justa causa. Este hombre denunció que había recibido un trato discriminatorio debido a su orientación sexual. Por lo que descartó que su despido se deba a una supuesta «restructuración de los recursos humanos» como le había dicho su jefe.
En tanto, la Sala I de la Cámara de Apelaciones del trabajo sostuvo al tratar la apelación que «siempre y cuando haya indicios serios y precisos que indiquen que realmente sucedió el despido discriminatorio, las pruebas que indiquen que no existió estarán a cargo del empleador». Además, remarcaron que ello se debe a que: «Es él quien se encuentra en mejores condiciones para demostrar los hechos en los que se basó para despedir al trabajador».
Por su parte, la Corte de Justicia de Salta volvió a confirmar la sentencia al denegar el recurso de inconstitucionalidad de la defensa del empleador. Luego, destacó que ante un despido de estas características: «La prueba tiene una dificultad especial para quien la denuncia, ya que normalmente el empleador omite expresar las cuestiones discriminatorias de las causas, y opta por mencionar otra causa o no invocar razón alguna». «Ello, además de asegurarse que el verdadero motivo del despido permanezca oculto», cerró el máximo tribunal salteño.