José María Listorti cumple un gran rol como periodista en el mundo del espectáculos. Durante mucho tiempo lideró junto a Denise Dumas y en la pantalla de El Trece «Este es el show». Ahora, también unido a la conductora pero en El Nueve, está al mando de «Hay que ver». Sin embargo, muchos tienen su figura hacia el pasado, donde el mencionado realizaba sketch para los antiguos formatos de Showmatch, el ciclo que conduce hace más de 30 años Marcelo Tinelli.
En diálogo con Migue Granados en Radio Vorterix, el actor se encargó de mencionar cuál fue la sección que más odió en lo que respecta a los muchos segmentos que lo tenían como protagonista en los ’90 y parte del 2000. “Las notas del jugo loco la odié toda mi vida, me parecía una nota tonta, torpe, básica, me parecía de nene de primaria poniéndole sal a un jugo para que hagan caras, era de preescolar”, disparó.
Posteriormente, Josema resaltó por qué lo hacían seguido a Jugo o café loco. “A Marcelo, parece que, no sé si a Micaela o Candelaria, que en ese momento eran chicas, las hacía reír, y por eso me hacía grabar esa nota siempre, y yo la sufría. Encima les había gustado que los chinos hagan caras, que son más graciosos, y teníamos que ir a los supermercados de Once a filmarlas”, aseveró.
El orígen de «Le gustó o no le gustó» en palabras de José María Listorti
La frase patentada dentro del mencionado espacio de comedia que el conductor realizaba en ese momento fue: «Le gustó o no le gustó”. Esto es algo que a día de hoy sigue latente y vigente en el tiempo. “Eso lo hacía para intentar que se rían de otra cosa, porque para mí, la cara de un tipo tomando algo feo no me parecía divertido”, contó en cuanto al por qué decidió establecer este dicho.
Por último, José María Listorti recordó con humor las consecuencias que le traían hacer este tipo de dramatizaciones. “Iba a un restaurante y todo el tiempo me ponían sal en el té, me mandaban cada porquería para comer. Me acuerdo que una vez pedí un té y me lo traen con sal, y yo me di cuenta, porque le habían puesto mucha y se veía, se lo dije, y se fue a traerme otro; tres veces me trajo el mismo té con sal, hasta que me tuve que ir del lugar, ya había pasado a ser más que un chiste”, narró.
