SALTA (Redacción) – La economía mundial no pasa su mejor momento y mucho menos en Latinoamérica. Argentina no es la excepción. El país apostó a cuidar la salud por sobre todas las cosas y desde un primer momento. Simultáneamente, la economía se detuvo por completo pero no los efectos de este párate. Los hogares, las pequeñas y medianas empresas hasta los grandes empresarios del país fueron testigos del declive económico apretándole sus bolsillos.
En miras a mensurar la dimensión de esta caída económica y su repercusión social, desde la Universidad Católica Argentina (UCA) advirtieron que cerca de 900.0000 personas perdieron su ocupación en todo el país durante la cuarentena. Es más que nada pérdida de trabajo informal, pero afirman que el empleo registrado sufrirá más en el futuro, cuando el Estado retire los programas de asistencia a empresas.
Los datos surgen de un informe que prepara la UCA sobre el impacto de la pandemia de COVID-19 y las medidas de aislamiento social preventivo y obligatorio dispuestas para intentar paliarlo. El estudio parte de una encuesta a 500 hogares y estimaciones que parten de datos oficiales ya publicados. Aunque la encuesta sólo cubre el área metropolitana de Buenos Aires, en base a proyecciones por sector, desde el Observatorio de la Deuda Social de la UCA pueden calcular el impacto en todo el país.
Las primeras proyecciones del estudio en cuestión, indicarían que entre fines de marzo y mayo perdieron su ocupación unas 120.000 personas. Se trata de autónomos y pequeños empleadores. Otros 150.000 a 190.000 puestos de trabajo formales se habrían reducido, mientras que el empleo en negro se habría visto reducido en otros 180.000 puestos.
Entre los cuentapropistas no profesionales informales habrían sido 160.000 los afectados. Mientras tanto, unas 250.000 personas dedicadas a trabajos eventuales, de supervivencia y changas se habrían quedado sin actividad alguna. Sin embargo, la cifra exacta de la estimación de la UCA se va a conocer la semana próxima, acorde a lo que informó el director del Observatorio de la Deuda Social de esa universidad, Agustín Salvia.
Tres golpes al mercado: ¿qué hay que esperar ahora?
En miras a explicar el trasfondo de este escenario crítico y alarmante por contar con cifras tan voluptuosas, Salvia dio detalles de la dinámica de la crisis en Argentina. En este sentido, manifestó que a lo largo del período de aislamiento social se fueron dando golpes sucesivos al mercado de trabajo; golpes que fueron afectando a distintos tipos de trabajadores hasta integrar a todos.
“El primer impacto fue el del momento cero, de la fase inicial del aislamiento, que recayó sobre cuentapropistas o pequeños trabajadores independientes y pequeños empleadores de barrio. El shock de parálisis del transporte y espacios públicos golpea mucho al trabajador independiente informal, el vendedor ambulante, el empleado no registrado de pequeños comercios”, dijo Salvia.
Luego, el segundo fue sobre obreros y empleados asalariados de pymes, los que estaban en negro. Debido al cese de actividades y a la inhabilitación para abrir los locales, los resultados saltaron a la vista. “Esto abarca desde peluquerías, hasta el garage o prestadores de servicios que contratan unos pocos trabajadores. No estoy abriendo, no hay trabajo”, analizó.
Finalmente, el tercer simbronazo que estiman desde el Observatorio se apoya en las pequeñas empresas que tendrán un nivel de reactivación “muy bajo”. “Esas unidades económicas no sólo dejan de pagar empleos sino que muchas terminan cerrando”, agregó Salvia. De hecho, la flexibilización ha permitido la repertura de los espacios pero no tuvo incidencia significativa en los bolsillos ni oportunidades del mercado. “Porque el costo de reactivar en una situación de parálisis es muy alto. Puede abrir, pero no llama al empleado. Están semiabiertos para ver si cubren lo mínimo”, comentó el sociólogo.
“¿Cuánto puede seguir siendo sostenido por el Estado cuando el restaurante, cine, no abre, cuando los remiseros o taxistas no necesiten a los peones? Va a venir un tercer impacto, un momento en el que el equilibrio se ajusta por número. Lo que vamos a ver es que una vez que se retiren las asistencias estatales, como el programa de ayuda para el pago de sueldos, esa situación se va a blanquear mucho más”, advirtió
Pérdidas millonarias y una tasa de actividad débil
Sin embargo, Agustín dejó abierta una puerta de posibilidades propias de una situación tan dinámica como esta. “Es esperable que la desocupación suba. No podemos saber cuál va a ser la tasa porque también hay que conocer cuál va a ser la tasa de actividad. Ante la caída que esperamos en el empleo es esperable que muchos dejen de salir a buscar trabajo porque no creen poder encontrarlo. Entonces, no serán considerados como parte de la población económicamente activa”, profundizó.
De acuerdo a estimaciones realizadas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), durante el segundo trimestre de 2020, la cantidad de horas trabajadas a nivel mundial disminuirán un 10,7% con respecto al cuarto trimestre de 2019. Esto equivale a una pérdida de 305 millones de empleos a tiempo completo (considerando una semana laboral de 48 horas).
