SALTA (Redacción) – La crisis multidimensional que se disparó con la aparición de la pandemia por Coronavirus, no hizo más que sacar a relucir las fragilidades, miserias y vulnerabilidades preexistentes a lo largo y ancho del mundo. En el caso de Argentina, la repercusión también afecto a las infancias y la juventud misma. Los índices de inseguridad alimentaria que alarman con sólo leerlos. De hecho, se espera que el número de habitantes con hambre aumente.
Según el informe del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la Universidad Católica Argentina (UCA), antes de la pandemia, la inseguridad alimentaria alcanzaba a cuatro millones de niños y adolescentes que habitan en zonas urbanas de la Argentina. Esta cifra ya representaba un crecimiento del 48,3 % de las infancias en esa condición en un período de tan solo cuatro años.
Con niveles récord de hambre y con una demanda mayúscula de comedores escolares, la pandemia impactó en la realidad de este rango etario. Además, empeoró el mapa de situación que ya se registraba antes, así como sus condiciones socio-económicas. “Estos datos representan la línea de base con la que vamos a comparar los efectos de la cuarentena a nivel nacional en breve”, dijo la responsable del estudio “Condiciones de vida de las Infancias Pre-pandemia COVID-19”, Ianina Tuñón.
La “generación del bicentenario”: con el hambre como leitmotiv
Ianina Tuñón explicó que la encuesta realizada en el presente, permitirá hacer un seguimiento de los niños que nacieron en el 2010. “Buena parte de los mismos han crecido en condiciones de mucha vulnerabilidad”, subrayó al respecto.. Así las cosas, entre 2010 y 2019, los números se incrementaron. Precisamente, el estudio dado a conocer hoy, revela que en 2019 volvió a subir la cantidad de niños, niñas y adolescentes (NNyA) en zonas urbanas que vieron reducida su dieta. El principal motivo son los por problemas económicos.
Así, al final del año pasado, casi 4 millones de chicos urbanos de entre 0 y 17 años (30,5%) tuvieron problemas para alimentarse. Cabe recordar que eran 2.639.000 millones los que estaban en esa situación en 2015, lo que implica un aumento del 48,3% en cuatro años.
Crece la demanda de nuevas políticas de estado
En este marco, recordaron la importancia de la Tarjeta Alimentar. De hecho, la consideraron la “principal política pública”. Por ello, recordaron que su objetivo “no es sólo erradicar la inseguridad alimentaria, sino mejorar la calidad de la alimentación, particularmente de los chicos entre 0 y 6 años”. Como ejemplo de ello, el reporte estima que casi el 55% de los chicos en edad de asistir a la primaria (5 a 12 años) estaba accediendo a algún tipo de alimento gratuito, contra el 24,3 de los niños de entre 0 y 4 años.
Sin embargo, la magnitud de la pandemia, hace que cualquier iniciativa no de abasto para cubrir los efectos de la misma. La Tarjeta Alimentar no es una excepción, señalaron desde el estudio. “Por supuesto que se han puesto en marcha otras políticas, como el Ingreso Familiar de Emergencia, pero difícilmente en el actual contexto hayamos podido disminuir la inseguridad alimentaria. Seguramente es una problemática mucho más vigente aún que en 2019. Además hay nuevos sectores que están cayendo en la pobreza”, concluyó Tuñón.
