Kim Kardashian y Kanye West están en una etapa espiritual de su vida. Ella viajó hace unas semanas a Armenia para bautizarse junto a sus hijos. Él, confirmó ayer que acababa de convertirse al cristianismo durante una fiesta de preescucha de su nuevo disco. Sin embargo, la paz se rompió entre ambos cuando la empresaria se mostró enojada con el rapero después de que le dijera que no le gustaba que el vestido que llevó a la última gala del Met fuera “tan sexy”.
“Siento que acabo de completar una transición en la que he pasado de ser un rapero que mira a todas las mujeres a ser un hombre que mira a su mujer y se pregunta por qué necesita ella ir enseñando su cuerpo de esa manera a todo el mundo”, explicó Kanye en el capítulo de “Keeping Up With the Kardashians” que se grabó un día después del evento.
“Antes no me daba cuenta de lo mucho que eso afectaba a mi alma y a mi espíritu como hombre casado y como padre de cuatro hijos. Para mí, el corsé es ropa interior. ¿Para quién es sexy una prenda así?”, se quejaba el rapero mientras su mujer no prestaba atención a lo que estaba escuchando.
“Sos mi mujer y me afecta cuando sales demasiado sexy en las fotos”, intentaba justificarse él. “Vos me ayudaste desde el principio a construir esta imagen de persona sexy y segura de sí misma. Y solo porque ahora mismo estés en un viaje espiritual que te está transformando como persona no significa que yo tenga que estar en el mismo lugar con vos”, sentenció Kim.
Pero al parecer ahora cambió de opinión. Según le explica la empresaria al medio The Real, su esposo no iba tan mal encaminado. “Él es mi marido y quiero honrarlo a él, así como tener en cuenta sus sentimientos y este cambio vital que está atravesando”, aseguró la celebridad. “Sobre todo, es por los niños. Se hacen mayores y él es muy consciente de todo lo que tenemos en casa. Nos deshicimos de la televisión en el cuarto de los niños y sacamos todo el maquillaje de la habitación de North”.
