Little Richard falleció este último sábado a los 87 años. Así lo reconoció su hijo Danny Penniman en un comunicado hacia la revista Rolling Stone. A lo largo de su carrera, el instrumentista supo combinar a la perfección el éxito de la música gospel y el R&B (Rythm and Blues) con los sonidos del pop. De esta manera, se convirtió en uno de los pioneros del Rock and Roll en el mundo en la década del 50. Según reveló The New York Times, la leyenda de la música padecía cáncer.
Cubierto de maquillaje, con los ojos pintados y un simple bigote, el músico fue audazmente andrógino y se estableció como uno de los intérpretes más salvajes de su época. De acuerdo a Richie Unterberger, conocido historiador de la música, Little Richard jugó un papel fundamental al elevar el voltaje del R&B para situarlo en la misma potencia del Rock and Roll. En sus shows, el artista golpeaba su piano con fuerza mientras su alta voz ronca acompañaba la melodía.
El escritor Nik Cohn capturó el estilo hiperquinético de Richard en su libro de 1969 titulado «Rock desde el principio», que fue apropiadamente retitulada «Awopbopaloobop Alopbamboom» (la absurda línea inicial de «Tutti Frutti») en su edición de 1996. «Tocaba el piano», escribió Cohn, «y se paraba de rodillas en el teclado, martillando con las dos manos como si quisiera destrozarlo. En los momentos culminantes, levantaba una pierna y la apoyaba en las teclas, golpeando con el talón, y los bordes de sus pantalones se hinchaban como cometas.
«Gritaba y gritaba y gritaba. Tenía una voz extraña, incansable, histérica, completamente indestructible. Nunca en su vida cantó a nada más bajo que un rugido enfurecido como el de un toro», recordaba Cohn. Richard hizo una figura dinámica con apariciones frenéticas en las primeras obras de la gran pantalla diseñadas para aprovechar el boom del rock ‘n’ roll.
Fue el más famoso de todos en la comedia de Frank Tashlin de 1956 «The Girl Can’t Help It», que fue reconocida como una influencia galvanizadora por futuras estrellas como John Lennon de los Beatles y Keith Richards de los Rolling Stones. Little Richard fue incluido en el Salón de la Fama del Rock and Roll en 1986 y recibió el premio Grammy a la Trayectoria en 1993. Dejó su huella en los notables rockeros blancos que le sucedieron como Elvis Presley y los Beatles.
