Matthew McConaughey habló en una reciente entrevista sobre cómo ha sido la crianza de los hijos con base en su propia educación y por qué decidió comenzar una fundación para ayudar a los niños nacidos en pobreza en Estados Unidos. La estrella de «El club de los desahuciados» y su esposa, Camila Alves McConaughey, comenzaron la Fundación «Just Keep Livin» en 2008.
El programa se centra en enseñar gratitud a los niños a través de proyectos de servicio. Según Town and Country, el programa ha incluido a 84 maestros en 37 escuelas secundarias quienes atienden cerca de 3,000 estudiantes en seis estados y Washington DC. Aunque el actor tiene un historial de filantropía, rescatando mascotas luego del huracán Katrina y, más recientemente, donando 80,000 máscaras faciales, dijo que siempre quiso hacer algo para ayudar específicamente a los niños de secundaria.
Una gran iniciativa
«Siempre supe que quería ayudar a los niños, quería que toda la fundación proporcionara prevención antes de que necesitáramos una cura», dijo durante su entrevista. «La escuela secundaria es el último lugar donde puedes llevar a alguien por el camino correcto, antes de que deje de escuchar a sus maestros o a sus padres. Si se meten en problemas después de graduarse, pueden ir a la cárcel, o incluso peor», agregó.
Sin embargo, cuando se le preguntó a Matthew McConaughey si podía relacionarse con estos niños o si llegó a tomar decisiones equivocadas durante su vida, el actor confesó que no fue su caso. «No. Fui muy afortunado. Crecí en el seno de una familia clase media alta, y tuvo un techo sobre mi cabeza, comida en la mesa, padres que me amaban y me apoyaban, un auto que me pagaron y un trabajo, y obtuve excelentes calificaciones», dijo el actor.
La vida familiar
Sin embargo, señaló que su vida familiar no fue tan estable como en la mayoría de los casos, dado que sus padres se divorciaron tres veces y se volvieron a casar dos veces más. “Mis padres probablemente solo decían: ‘He tenido suficiente de ti por un tiempo. Te veré dentro de un año más o menos. No fue una educación perfecta, pero estuve en una posición en la que nunca se sentí como una víctima», explicó.
