SALTA (Redacción) – La región guarda tesoros ancestrales que gracias al trabajo y evolución de la ciencia y tecnología pueden ser descubiertos, conservados y valorizados como corresponde. Es el caso del Qhapaq Ñan, Sistema Vial Andino Salta, en la región de la Quebrada del Toro que en 2014 fue declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por UNESCO. Finalmente, las obras de conservación afines finalizaron el pasado 30 de abril.
El Qhapaq Ñan-Camino Principal Andino es un sistema vial que involucró diversos centros y poblados, y que constituye la obra tecnológica más importante de la América prehispánica. De hecho, es la herencia viva del Imperio Inca. En su apogeo recorrió 23 mil kilómetros aproximadamente y ya ha sido objeto de investigación arqueológica e histórica. Hoy solo quedan algunos vestigios, de los cuales 690 kilómetros forman parte de la presentación realizada por los países latinoamericanos y que fue reconocida por la Unesco, el organismo de las Naciones para la Educación y la Cultura en 2014.
Precisamente, el camino recorre seis países: Argentina, Chile, Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia y por eso mismo es un antecedente inédito en cada uno de estos, por facilitar la participación de las comunidades locales en la conservación y protección de los sitios arqueológicos y tramos de camino del Qhapaq Ñan.
Cabe destacar que el proyecto se enmarca en el Programa de Desarrollo de Turismo Sustentable de la provincia de Salta y facilitó la participación de 15 becarios de las comunidades de base designados por la Unidad de Gestión Local Tastil, quienes participaron de un programa de entrenamiento y capacitación teórica y práctica bajo la coordinación de arqueólogos, geólogos y el equipo técnico de Qhapaq Ñan Salta, dependiente de la Subsecretaría de Patrimonio Cultural.
Durante 5 meses de obra, los pobladores locales aprendieron técnicas prehispánicas de construcción que en muchos casos se siguen utilizando por maestros pirqueros, quienes son una herencia viva de aquellos tiempos y civilizaciones. De esta manera, el saber técnico se encontró con el saber local para aportar en la conservación del sitio Tastil y tramos de altura del camino andino, en los parajes de Capillas, Mesadas y Chaupiyaco.
Además, la obra pudo ser realizada gracias a los servicios de logística brindados por una organización local, la “Asociación Emprendedores de los Cerros Turu Yaco”, que supo complementar las actividades y hacerse cargo con responsabilidad de las necesidades de alojamiento, alimentación, transporte de mulas y logística en los cerros de más de 3.500 msnm.
Este esquema participativo y de beneficio directo a las comunidades de base es histórico en nuestro país, como también lo es el hecho de haber realizado obras de conservación en un tramo de camino Inca en Argentina. En la región, queda un grupo de jóvenes especializados en trabajos patrimoniales, a los que esperan seguir brindándoles la posibilidad de perfeccionarse más con otras oportunidades. Por ello, una segunda etapa de ejecución se desarrollará en el Valle Calchaquí Norte en los próximos meses.
Las obras de conservación trascienden los términos técnicos y el hecho en si mismo, simbolizando la revalorización y fortalecimiento de la identidad y la diversidad cultural, así como se convierte en una posibilidad para generar iniciativas comunitarias, conservar el entorno natural – cultural y fomentar la participación colectiva en actividades que prevén amparar la herencia cultural.
Fuente: www.culturasalta.gov.ar
