Por Carmen Martorel
SÍNTESIS
Es profesora en artes plásticas. Master en Administración. Ex rectora y Profesora Titular de Historia del Arte y Escultura de la Escuela de Artes Tomás Cabrera de Salta.
Escultora, docente, investigadora y crítica de arte.
Académica delegada en Salta de la Academia Nacional de Bellas Artes.
Su larga trayectoria en el estudio y difusión del arte y sus hacedores le proporcionaron una mirada estética singular que se une a su compromiso con la defensa y preservación del patrimonio cultural de nuestra provincia. Todo ello se materializa en esta obra donde se recogen los valores históricos culturales y artísticos que dan su fisonomía a esta ciudad de Salta.
Este libro preciosamente ilustrado cuenta con cinco corredores:
La ciudad cuenta su propia historia-2-corredor de la calle Caseros, corredor de la calle Mitre, corredor de la avenida San Martín y corredor del Pase Güemes y cuenta con 252 páginas.
Del acápite número 1 tomaremos: Plaza 9 de Julio, Catedral Basílica y Casa de Solá Torino-Museo de Arte Contemporáneo.
Plaza 9 de julio
“Es sin dudas el espacio más antiguo de la ciudad. Fue el lugar que sirvió para realizar los rituales y formalidades que acompañaron al acto fundacional de la fundación del 16 de abril de 1582, cuando el licenciado Hernando de Lerma y un grupo de vecinos daban nacimiento a la ciudad de Lerma en el Valle de Salta. A partir de ella se realizó el trazado de las manzanas y las calles “a los cuatro rumbos”.
En este acto se plantó el “palo rollo de la justicia”, como símbolo institucional y concreto de una ciudad que se regía por leyes y donde se ejercía la justicia, y de allí se repartieron al otro día, los solares a los noventa vecinos que acompañaron, reservándose alrededor, espacios para el cabildo, la iglesia matriz y el asiento del obispo y la casa del propio fundador…
…La modernidad se hizo presente en el ámbito de la plaza en la década de los sesenta con una modalidad un tanto agresiva.
Sobre la línea de fachadas del este se construyó un edificio de ocho pisos, más entrepiso y planta baja (el más alto de la plaza), rompiendo bruscamente el tranquilo perfil de este lado.
Como continuación de esta modernización en los años ochenta se eliminó el sector reservado para juego de niños, y las lajas de la caminería se reemplazaron por baldosas de granza lavada, en aras de una estética más moderna, acaso queriendo superar su condición de plaza provinciana…
MONUMENTO A LA INDEPENDENCIA AREGENTINA
En 1914 el gobierno de Salta tuvo la iniciativa de levantar en la plaza 9 de julio, un monumento a la libertad a fin de rendir homenaje a la lucha que libró la provincia durante la guerra de la independencia nacional. Designó entonces una comisión compuesta por Aniceto Latorre, Moisés Oliva, Alberto San Miguel, el intendente municipal Agustín Usandivaras y presidida por el ministro de gobierno Dr. Lucio Cornejo, para que se encargara de los trámites de licitación y ejecución del monumento. Constituyó asimismo una comisión asesora en Buenos Aires en la que trabajaron los salteños doctores Indalecio Gómez, José Evaristo Uriburu y Carlos Ibarguren.
Una vez que el proyecto fue autorizado por ley 9.068 del Poder Ejecutivo Nacional, debía procederse a la elección del prócer que se conmemoraría en el monumento. En mayo de 1914, el gobernador doctor Robustiano Patrón Costas decretó que estaría destinado a honrar la memoria del benemérito general de la independencia, Martín Miguel de Güemes y destinó la suma de 130.000 pesos para la construcción de la obra; pero en el mes de julio la Comisión informó que por ley del Congreso Nacional, la estatua del citado general debía erigirse en la plaza de su nombre ubicada en el cerro San Bernardo.
El gobernador, modificando su decisión anterior, dictó un nuevo decreto en el que expresa que ese monumento sería destinado a honrar la memoria del Ilustre Brigadier General Juan Antonio Álvarez de Arenales, considerando que dicho general es “acreedor por muchos títulos a la gratitud y al respeto del pueblo de Salta”.
