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CULTURA

La gestión del bienestar y el ejercicio de una vida saludable, algo más que aprender a alimentarnos

Florencia Zumaeta es Comunicadora Social y se vale de su profesión para llegar a otros, promoviendo un estilo de vida basado en el empoderamiento y el bienestar

Florencia Zumaeta - Fuente: Salta 4400
Florencia Zumaeta - Fuente: Salta 4400

SALTA (Redacción) – No escuchamos para entender, escuchamos para responder. Eso leí alguna vez y resulta que a medida pasa el tiempo cobra mayor sentido, digitando la   evolución (o no) del ser humano. En un entorno tecnológico  cada vez más mediatizado, podríamos pensar que la comunicación resulta viable y fiable. Pero, la tecnología no es garantía, no siempre. Cuando retomamos el concepto de comunicación y su etimología, nos encontramos con que esta palabra deriva del latín communicare, que significa compartir algo, poner en común.

Conversar es un circuito de puertas giratorias. A veces, es el turno de los otros. A veces, nos toca. A veces, lo que la boca calla el cuerpo habla. A veces, todo lo contrario. Somos esclavos de las palabras o bien, de aquello que no supimos ni tuvimos el valor de decir. La comunicación es un poder y por lo tanto, una responsabilidad que no debe ser subestimada por el simple hecho de ser seres que conviven en relación con otros. La asertividad es un desafío.

«Entre tanta formación encontré que tal vez mi propósito en esta vida sea poder comunicar, a través de mi profesión, sobre el bienestar y la vida saludable», asegura Florencia Zumaeta, Licenciada en Comunicaciones Sociales, quien además de tener un programa radial y ser responsable de la programación de FM Profesional,  desde hace aproximadamente cinco años se dedica a darle rienda suelta a su pasión por la expresión oral y escrita, como formas de estar presente y trascender.

Es sabido que el rubro de las comunicaciones es un amplio campo de posibilidades de estudio y trabajo. Una profesión que se actualiza acorde avanza el tiempo, con tantas propuestas como profesionales en él. «Mi propósito se fue dando por circunstancias de la vida. Empezó como un proceso que tuvo que ver con mi salud. Tuve endometriosis durante 12 años en los cuales viví constantes altibajos. Tras ello empecé a correr, a hacer actividad física y a cuidarme con las comidas, sobretodo durante estos últimos 6 años», recuerda.

Lo que sucede, conviene

Me recibe en el jardín de su casa, su lugar en el mundo. Y allí, un jugo de zanahoria, hojas de espinaca, jugo de limón, pera, cúrcuma y apio junto a una tortilla de avena, con miel, kiwi, arándanos y frutilla me esperan. Casi como si de pistas se tratase, empiezo a registrar y descifrar mi alrededor.

Un espacio verde, impregnado de colores, rebosante de armonía, donde los sentidos resucitan. Ese rincón que la define al 100 %. Una mujer que ama la jardinería. Se rodea de llamadores de ángeles. Se vale de la energía del Sol y de los pies tocando la tierra. Una pisciana sensible y mística hasta la médula; que disfruta de la lectura, la escritura y la música. Ama el amor. Cree en las historias de película. Pinta sus propios cuadros. «Nací en una época equivocada», señala entre risas.

Una de esas vueltas intempestivas de la vida, la llevaron a hacer propia una forma de vida que más tarde comunicaría y compartiría con el resto. Viviría en carne propia lo que luego sería su misión como mujer y como profesional de las comunicaciones.

Fue hace casi 2 años cuando los dolores volvieron y la llevaron a probar terapias alternativas; un prueba y error constante. «Hasta que me dijeron tenemos que sacar el úteros y los ovarios…con todo lo que eso significa. Ya soy mamá de tres hijos y quizás no pensaba en ser madre otra vez, pero me hacía ruido, pensaba que iba a dejar de ser mujer», subraya con la misma congoja.

Sucedió pero la película tuvo un nuevo giro inesperado. Luego de tres meses desde aquella operación, Florencia se erigió con mayúsculas. Lo que antes era un llanto desconsolado encontró el abrigo y la compasión de la risa. «Esta resiliencia sacó mi mejor versión para poder ayudar a las personas. Por más que te toquen situaciones difíciles y algunos moretones, salís  fortalecida y con un aprendizaje», remarca, dejándome en claro que esta es, sin dudas, su mejor versión en la vida.

«Creo que descubrí esta misión hace 5 o 6 años; esto de querer que las personas encuentren su bienestar a través de la alimentación y de la actividad física. Aprender a vivir en el aquí y ahora, aprende a vivir, a disfrutar. Estamos tan conectados con el mundo exterior que nos olvidamos de estos momentos simples y necesarios», agrega. Es tal su regocijo, que si pudiese no movería ni una ficha de lo sucedido.

Florencia se ánimo a confiar en el proceso y bailó la canción que le tocaba en aquel momento. Ni un minuto más, ni un minuto menos. Hoy hace de su historia un referente para cientos de personas más. «Siempre se puede salir. Siempre podemos elegir estar bien, estar mejor o estar tirados en una cama. Las cosas siempre suceden por algo, aunque no lo comprendamos hoy. Quizás mañana u hoy no lo veas. Pero con el tiempo entendés el motivo», explica.

 No, no es un tabú, es desinformación

La endometriosis marco un antes y un después en el devenir de su existencia. Cada dolor hizo mella pero despertó el valor inconmensurable de una mujer que tenía mucho por delante. Los duelos resultaron ser un desafío, una prueba de vida o muerte.

«Cuando me descubrieron nunca había escuchado hablar. Entre a un quirófano sin saber que tenía, ya que entre de urgencia por los dolores. Me quería sentir bien porque no era saludable vivir con dolores, pero no le di mayor entidad. Cuando volvieron los dolores, empecé a investigar más y descubrí que hay más mujeres con endometriosis de las que yo creía», analiza.

Técnicamente la endometriosis ocurre cuando se encuentra el mismo tejido que reviste el interior del útero fuera de este, en lugares donde no debería. «Es una de las causas principales de muertes en las mujeres. No tiene cura. No se sabe que la dispara. Tenerla es muy dolorosa. Más allá del dolor físico, el dolor del alma porque no entiendo que una mujer tenga que vivir con dolor y te digan que es normal”, explica.

La situación no es esperanzadora pero aún estamos a tiempo. La vocación, la pasión y la entrega pueden hacer la diferencia. “No hay médicos que la sepan diagnosticar como corresponde. Hoy por hoy la única manera es con una laparoscopia con todo lo que eso significa. Te pueden operar para limpiarte pero es crónica, porque se dispara por todos los órganos y siempre vuelve, siempre está y siempre se hace sentir», reflexiona.

Un patología hostil y un proceso cruel. Hablemos de endometriosis. La información es la mejor prevención. «Yo me tuve que operar en Córdoba. No entiendo que en pleno siglo XXI la mujeres tengamos que sufrir por esto. Es además la causa de infertilidad en las mujeres jóvenes. Es una enfermedad a la que hay que respetar. Una persona no puede vivir con dolor. Necesita calidad de vida. El dolor saca lo peor de vos», asevera Flor.

Sentimientos verdaderos y pensamientos sanos como alimentos para el bienestar

 En la actualidad, el bienestar físico y mental, el coaching, la salud y tener una vida cada vez más saludable son tendencia en una charla de rutina, en el noticiero de la hora pico o entre los hashtags que se viralizan  en las redes sociales. Cada vez son más quienes se suman a esta movida de alcance global. «Significa estar bien. Es lo que uno quiere sentir. Uno va detrás de todo eso si tenés ganas de sentirte bien. Uno hace a su propio bienestar, nadie lo va a hacer por vos. Nadie se va a ocupar de vos», advierte.

Y aunque existan fórmulas, técnicas, productos y talleres que favorezcan la incorporación de estos conceptos en nuestras vidas, lo cierto es que en la práctica hay un porcentaje que aún no lo comprende, no lo asimila, no lo comporte. Los hábitos son una polémica. No se aprenden de la noche a la mañana y precisan de voluntad y coraje para emprender el camino del cambio verdadero.

«Te sentís mejor, tenés energía, tenés fuerza, te ayuda con el descanso y el cuerpo. Tener vida saludable no es tener una vida aburrida. Puedo comer una hamburguesa como también puedo tomar jugos porque me hacen bien. Siempre actúo en la medida de cómo me voy sintiendo», analiza. En este andar Florencia se encontró con muchas mujeres y muchas otras quedaron atrás. «No todos comprenden esto pero todo se acomoda, por algo sucede», agrega, convencida, abrazando cada una de las decisiones que ha tomado.

Si tuviese que resumir esta historia, retomaría su propio libro, publicado en marzo del 2018: «El valor de sentir». Casi como a un hijo, Florencia lo parió con amor y dedicación. Cada página es un relato de si misma. Un libro que tiene que ver con la mujer, la madre y los hijos.
«Cuando escribo me muestro así. Cuando público soy esto. Cuando estoy en la radio también», agrega. Por ello, vuelvo a pensar que la crisis no es más que una oportunidad y la ocasión para el reencuentro.

La prosperidad es una intención

Vale recordar que la escritura es una de sus grandes pasiones. Con debilidad por autoras argentinas como Florencia Bonelli, Cristina Bajo y Gabriela Exilart, Florencia arranca su temporada de lectura a esta altura del año. Desde los poemas a papá y mamá, las cartas a cada enamorado y hasta sus múltiples participaciones en cuanto  concurso literario existiese, resultaron ser  una señal, un dejo, un convido de aquella mujer que sería fiel a sus instintos y su vocación. Una comunicadora que se anima a contar las cosas a su manera. Una mujer que se distingue por su sentir y que se muestra tal cual es.

Hoy Flor se hace cargo de sus materias pendientes. Se permite vivir su pasión en plenitud y con gozo. Anhela volver a correr y para ello, se fortalece en el gimnasio día a día. Busca trascender con su programa «Momentos de Bienestar» y desea profundamente brindar más charlas, llegar a más personas. » Yo trabajo mucho con los sueños. Sueño mucho lo que quiero. Intenciono mucho sobre esos sueños. Leo mucho las señales. Soy muy consciente de lo que sueño y lo que quiero», revela.

Aunque a algunos la mística y lo espiritual, lo poco tangible, les queda grande, somos muchos los que vivimos a través del corazón, que vivimos a flor de piel, que sentimos y luego existimos. Con visión y determinación, con las emociones al día y las pasiones claras, nos tornamos en los protagonistas de cada día.

«Hay que empezar con pequeños detalles. Achicar el sueño para poder alcanzarlo. Poder visualizar bien que es lo que queremos en la vida e intencionarnos; me refiero a desearlo mucho y siempre desearlo en positivo. No ser negativos ni poner peros, sea de lo que sea se trate. Uno puede tener lo que quiere con un buen pensamiento. Saber qué, por qué y para que lo querés», reflexiona.

¡Sintiéndome  viva!

Casi como hacer una tesis, pero esta vez se trata de la tesis de tu vida. Una construcción permanente, un reciclaje de lo que nos sucede y de lo que hacemos con aquello que nos pasa. Como diría Florencia «vivir en modo presente». Lo que paso hace una hora paso y no puedo volver atrás. Lo que vaya a suceder, estoy viviendo acá así que no lo puedo saber.

 «No me dejó llevar. Me obligó y para ello agradezco mucho a la noche antes de dormir  y cuando me despierto. Agradezco el poder abrir los ojos, levantarme, tener un trabajo, tener un auto, un desayuno. Agradecer me hace tomar conciencia, me permite estar aquí y ahora», admite.

Flor tiene un tatuaje con la palabra «resiliencia»; otro con la flor de loto y uno con el símbolo del infinito que reúne la palabra «Believe» y tres pajaritos que son sus hijos. Estos hacen referencia a una secuencia que últimamente se repite una y otra vez, día a día, marcando cada latido, cada paso, cada decisión: inspirar – creer – amar.

Casi como un mantra.

«Siento que puedo inspirar a las personas a tener una mejor calidad de vida. A cuidarse, a quererse, a ocuparse de si mismos. Creo porque estoy segura de que si no crees en vos mismo, nadie lo va a hacer. Amar es porque la vida es amor y además, si no te amas a vos mismo, el resto no funciona», explica. Son estas las bases que consolidan su teoría y su praxis en constante perfeccionamiento.

Flor hoy se mira al espejo y solo queda decir: GRACIAS. Esta es su última palabra. Cortita y al pie. Gracias a esas versiones de si misma que la llevaron a configurarse en quien es hoy.

Gracias a la vida que le ha dado tanto. Venturas e infortunios, todos igual de necesarios y justos. Hoy Florencia florece en primavera como nunca antes. Es la bienaventuranza de aquella que pudo con todo, que hizo de cada reto un kilómetro ganado de carrera, que asumió con devoción cada emoción, que le puso el cuerpo y el alma a la vida como la única manera de ver el bosque y no tildarse en el árbol.

Vinimos a este mundo por algo. Florencia, ni vos, ni yo somos la excepción.

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