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CULTURA

AWA, emprender como un compromiso ético y ecológico

Alba y Gabriel decidieron ejercer los principios del consumo responsable a través de productos artesanales, dedicados a cuidar el cuerpo tanto como a la naturaleza.

AWA

SALTA (Redacción) – En una época en la que prima el consumo como leitmotiv de la sociedad, emergen rostros, conceptos y acciones que digitan un ritmo alternativo, que equilibran la balanza,  que vienen a salvarnos y esos, somos nosotros. Donde exista la automatización, vendrá alguien a brindarle dinamismo; donde exista la insensatez, habitará la conciencia; donde exista el miedo, vendrá alguien a dar el primer paso.

A medida evolucionamos, la tecnología ha traído consigo efectos que están a la vista, siendo uno de los más polémicos y discutibles, una ola de consumo compulsiva. Tener más y mejores cosas dista mucho de aquella remota acepción del consumo como una manera de sobrevivir y satisfacer necesidades básicas. Desde aquellos tiempos hasta la actualidad, el consumo ha mutado con claridad y vertiginosidad, así como las formas de hacerlo posible.

Para contrarrestar  los efectos secundarios de esta constante emergen,  por ejemplo,  los prosumidores, aquellos que producen precisamente lo que consumen; los principios de un desarrollo sustentable y sostenible como formas de gestionar los recursos del planeta de una manera más humana; los exitosos emprendimientos como la otra cara de la moneda, abriéndose camino frente a las grandes industrias.  La lista no acaba allí, ya que son muchos aquellos que salen a la superficie dando muestra de que no todo está perdido y que el consumo responsable siempre estará de moda.

En este marco, aparece Alba Paqariy, quien con 26 años es madre de una niña de 2 años y se pone al hombro una causa de muchos, convirtiéndola en un proyecto noble, exitoso y al servicio de todos. «Actualmente me dedico junto a mi pareja Gabriel Parodi a elaborar productos de cosmética, higiene y medicina natural. Este proyecto nace gracias al acompañamiento de mi hermana mayor, Carla, quien además  de enseñarme a elaborar mis propios productos, me enseña la importancia de ser responsables a la hora de consumir», explica Alba.

Son ellos el rostro de un emprendimiento que se ha consolidado y al que han decidido bautizar como AWA, haciendo honor a las lenguas nativas. «AWA es una palabra ancestral de origen quechua que significa tejer y es el nombre que elegimos para nuestro emprendimiento. Este proyecto representa el sueño de tejer un camino hacia el trabajo respetuoso y armonioso; un trabajo basado en el cuidado del cuerpo y la madre naturaleza, brindando no sólo un producto de calidad, sino también creando conciencia a cerca del consumo saludable», revelan.

El “homo eco-friendly” gana terreno

El mundo de la cosmética y la medicina es un rubro tan rico como amplio en saberes y prácticas que existen con un fin común: hacernos bien y mejorar nuestra calidad de vida. En este caso particular, Alba y Gabriel apuestan a su vertiente más natural, si se quiere podemos categorizarla como medicina natural. «Se debe a una necesidad de disminuir el consumo, creando una opción sustentable y saludable.  Creemos y sentimos que este camino fortalecerá nuestro vinculo con la madre tierra, acercándonos a nuestras raíces y tomando conciencia a la hora de elegir qué consumir», reflexiona Alba.

Awa resulta una palabra cálida, ligera, amable, transparente y sustanciosa. Lo es, tanto como sus productos, de corte artesanal. Una producción creada a partir de valores sustanciales como el amor y el respeto.  «Son elaborados con plantas, recinas , aceites, mantecas vegetales, arcillas, sales, etc. Trabajamos con técnicas de maceración, destilación, deshidratación, aromaterapia y fitoterapia, teniendo en cuenta sus propiedades y combinaciones», profundiza.

Alba y Gabriel trabajan desde la responsabilidad y el esfuerzo, utilizando para la creación de sus productos, utencillos y frascos de vidrio así como apuestan a la reutilización de los envases. «Evitamos el uso de conservantes y preservantes, no testeamos en animales, nuestra materia prima es de excelente calidad, tratamos de mejorar día a día en eficiencia, teniendo en cuenta la necesidad de quienes conocen nuestros productos», aseveran.

Para Alba el valor de la naturaleza es proporcional al valor de la vida, una premisa indiscutible si retomamos el origen. «Una de la frase que creamos para acompañar el nombre de AWA es: Honrar la vida viviendo en sagrada armonía», subraya ella. Su reconocimiento y su fidelidad hacia  la naturaleza, como materia prima de nuestra existencia,  le han permitido redescubrir la manera de  encarar sus días.

Segura de lo que quiere, por qué y para qué, ha alineado  su intención con su atención , acompañando cada elección y decisión con acciones y esfuerzos. “Emprender para mi fue un sueño de libertad que hoy da sus frutos. Detrás de este sueño, hay un gran esfuerzo y constancia. Este camino nos a ayudado a madurar como personas, pareja y padres. Emprender fue una de las decisiones que volvería a tomar una y mil veces”, admite Alba.

Dime qué consumes y te diré quien eres: reciclar la rutina

Una larga y sacrificada trayectoria que ha dado sus frutos. Inicialmente los productos se dieron a conocer en un ámbito familiar y de entorno social. Fue en el año 2015 cuando la Feria Artesanal del Paseo Balcarce les abrió sus puertas, brindándole un espacio donde ofrecer los productos al público salteño y turistas. «Nos dio la oportunidad de crecer tanto a nosotros como a nuestro emprendimiento. Actualmente seguimos participando de dicha feria. Recientemente nos sumamos a Punto Artesanal que nace de la organización de los compañeros artesanos autogestionados», agregan.

A esta lista se suma Tartagal, Cafayate, Tucumán, Jujuy, Buenos Aires y La Pampa, destinos que aceptaron dar el giro tan esperado y sumarse a este tejido que cada vez fusiona más matices y adeptos concienzudos. La Tierra como eslabón matriz de un cambio generalizado. «La misión de AWA es generar una conciencia de consumo responsable, creando una manera de trabajo diferente, sabiendo que todos somos parte del cambio que se quiere producir. Para ello brindamos conocimiento para todo aquel que quiera conocer y tener una opción más sobre productos naturales», remarcan.

 “El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo», expresa un proverbio chino, motivador de una de las teorías  físicas llamada: efecto mariposa. El aleteo de un insecto en un extremo del mundo puede desatar una gran tormenta en el otro extremo. Es decir, pequeños cambios pueden conducir a consecuencias totalmente divergentes, si consideramos que la naturaleza es un sistema caótico, flexible, indeterminado.

Pongamos esta teoría sobre la mesa, tomando como referencia la relevancia de nuestras actitudes positivas y  negativas, sin subestimar su alcance. A veces, damos por hecho, mal naturalizamos, nos habituamos, nos encorsetamos. Somos bichos  de costumbre. ¿Hijos del rigor? Más vale encontrar la respuesta en nuestras acciones diarias. Ser el cambio que anhelamos. Cuestionar (nos) y diferenciar (nos). Rendirle homenaje a la raza humana como una especie que supo hacer del mundo su hogar, que potenció su mejor versión y que lo salvó de lo peor.

“Una palabra que siento que nos describe es: intencionar. Vivimos nuestros días intencionando en cada acción para generar un cambio, desde el lugar en el que estamos, desde el lugar que podemos”, concluyen Alba y Gabriel.

Hacer del cuerpo nuestro hogar, tanto así como a la naturaleza. Repensar el  planeta que nos dio origen y nos hizo posibles, que dio todo de sí, sus mejores condiciones para dar luz a la vida en la Tierra. Cuidar esa minúscula oportunidad de vivir que nos toca, sabiéndonos vulnerables y

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