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CULTURA

Agustina Asaro: el valor de una joven licenciada que ejerce su profesión como medio para la transformación ciudadana de la mujer

Licenciada en Ciencias Políticas, una joven de tan sólo 24 años emprende un camino al mundo para convertirse en una importante portavoz de las mujeres

Agustina Asaro - Fuente: Salta4400
Agustina Asaro - Fuente: Salta4400

SALTA (Redacción) – “Los jóvenes son las personas del mañana. También son el presente, ya están en marcha, pero en el presente se construye el futuro”, advierte Agustina. Una ciudadana del mundo con el corazón en Salta,  que hasta el momento no se ha dado el lujo de desaprovechar ni un solo minuto de su existencia; que se ha animado a transitar las pruebas de cada día; que hizo de sí misma su mayor y su mejor competencia; que estimuló cada reto que le ha tocado atravesar y se adueñó con orgullo de cada batallada perdida, pero aún más, de las merecidas victorias.

Agustina Burgos Asaro es Licenciada en Ciencias Políticas y en esta instancia de su vida, con tan sólo 24 años, se encuentra pronta a realizar un Máster en Negocios Internacionales. Las becas a las que aplicó, “Mujeres de negocios” y “Ciudadano global”, pertenecen a Hult International Business School, radicada en Boston, Estados Unidos. La misma tiene campos en todo el mundo y es la única acreditada para ejercer en la Unión Europea, Estados Unidos y el Reino Unido. Fue nombrada por Forbes como una de las mejores escuelas de negocios en el ranking 2019.

Dejando atrás aquel temprano ideal de ser Abogada penalista, el destino dio un giro inesperado y Agustina no se resistió a ello. Luego de cinco años y medio, logró recibirse como Licenciada en Ciencias Políticas en la Universidad Católica de Córdoba. En un momento de definición y con muchas ganas de viajar contenidas dentro, Agus se lanzó a la magia de Google, como si de una ventana al mundo se tratase.

“Me saltó el dato sobre la Universidad Católica de Córdoba, donde  la materia de tercer año era Derecho Internacional público, diplomático y consular. Entonces dije: esto es lo mío. Tuve contacto con profesores que en los primeros minutos me dieron la posibilidad de pensar las cosas de una forma distinta. Me acuerdo que uno de ellos me dijo: la nada no existe. La nada no es nada. Si podes nombrarlo como algo, ya es algo. Eso me voló la cabeza y en ese instante supe que ese era mi lugar”, recuerda con esa misma sonrisa todavía calcada en su rostro.

Cuando hablamos de política dentro nuestro se despierta una relación amor-odio, provocada por la práctica irresponsable, egoísta, torpe y ciega de unos cuantos. En esta contrariedad que no es más que una verdad – ni única ni absoluta –  que obedece a los hechos, emerge una generación que se vale de la política como una manera de ver la vida y trabajar sobre ella.

“Cuando uno piensa en política la primera definición es el arte de gobernar. Es el arte de poner orden en el desorden. Para mí, la política sacándola de lo que es la cuestión electiva, es intercambio, es desorden, es diferencia, es justamente por eso posibilidad de construcción. La carrera entonces  es un conjunto de herramientas que te permiten ver ese desorden en todo. Un politólogo tiene perspectiva. Es pura potencia”, nos enseña Agus.

Pero no quedó allí.  Persevera y triunfarás. Napelon Hill, escritor estadounidense, pensaba que la paciencia, persistencia y el sudor hacen una combinación  imbatible para el éxito. Así como así, Agus redobló la apuesta. Contra todo pronóstico, no se abocó a la diplomacia como primera salida laboral. Agustina quería estar afuera, en contacto con la gente.

“A mitad de la carrera hice un seminario sobre evaluación de políticas públicas y ahí me enfoque en la dimensión social.  Quería dar una bajada de todo lo que yo había aprendido porque al politólogo le dan herramientas para poder cuestionarse permanentemente el mundo y es algo que tiene mucho que ver conmigo, con mi personalidad  también”, admite.

Nunca fue suerte

Dispuesta a adaptarse a un entorno de gran diversidad cultural y haciendo de la diferencia un ocasión gustosa, Agus se prepara para el año entrante. Sí, fue becada. Al tratarse de una escuela internacional, los favorecidos tienen la posibilidad de empezar y terminar donde prefieran. Son seis  meses en uno de los destinos y otros tres meses de especialización en cualquiera de los otros campos. ¿Dónde? Dubai, Londres, Shangai, New York, Boston, San Francisco.

“Me registré en varias becas y me rechazaron de varias. Cuando recibí el rechazo de una, dije no voy a esperar y voy a salir a buscar la oportunidad”, remarca Agus con un énfasis que lleva consigo cuando le poneel pecho a la vida.  Fue así que decidió irse a vivir a Bélgica, para hablar francés, conocer una cultura nueva y apostar a hacer carrera en el Parlamento Europeo. Por esa serendipia propia del mundo digital y la virtualidad de la época, apareció una ventana que le llamó su atención, el cartelito de la escuela de negocios en la pantalla de su notebook. “Entré, miré, me registré y me olvidé”, recuerda.

Luego de esa secuencia tan simple, llegó la noticia. “Un día me llamaron y ni  me acordaba que me había registrado en un formulario. Luego de revisar y corroborarlo,  dije bueno y sin pensar que alguna vez me podían aceptar en Estados Unidos donde no tenía tanta posibilidad como en Europa al ser ciudadana europea”, señala.  Casi como una aguja en un pajar, dos argentinos lo lograron. Uno de ellos es Agustina.

“Mi intención es comenzar en Boston y la otra parte no lo sé”, ríe, mientras me cuenta que su cursado es todo en inglés, un nivel que alcanzó por efecto de la globalización y por su espíritu autodidacta de todos los días. “¡Imagináte ya tenemos un grupo de whatsapp en el que todos somos todos latinoamericanos y hablamos en Inglés!”, exclama. Pero detrás de esta meta, yace el motivo que incita a la realización, que provoca la experiencia, que  intensifica las emociones y potencia la mejor versión de Agustina, 

“Fue un intento, una apuesta para ver qué pasaba y terminé quedando. Te ofrecen que te postules para varias becas y tenés que contar en qué estás trabajando. Cuando lo hice plantee esta idea de empoderamiento de la mujer a través de este proyecto,  un espacio que se llama HC – Conversaciones Honestas que ahora abriré y que consiste en brindar charlas y talleres enfocados en  cuestiones relevantes para las mujeres”, adelanta.

HC, Conversaciones Honestas: #ATodasNosPasa

Cuando Agus regresó de Córdoba tras años de estudio en un entorno muy distinto, empezó a trabajar en un restaurante. Un sitio en el que era la primera mujer, en contacto constante  con el  público y en el contexto de un bar, donde atravesó situaciones que no deseaba, incómodas y que la llevaron a capacitarse para saber cómo gestionar y reaccionar ante estas situaciones.

“Volver a Salta fue volver a una cultura particular, con todo lo que ello conlleva. A raíz de este trabajo, pude conectar con otras chicas que experimentaban también este tipo de situaciones de acoso o maltrato con clientes. Lo que más me llamo la atención fue el nivel de naturalización de estas formas” asegura, mientras los ojos le brillan ahora un poco más. Pero no hay mal que por bien no venga.

Con  el empuje de una familia de mujeres sensibles a las que Agustina define como “muy power”, no pudo con ello y lejos de hacer la vista gorda pensó en la falta que hacía de un espacio de comprensión, intercambio y capacitación en este entorno. Así surgió HC, su marca favorita.  “Cuando lo plantee en la escuela de negocios, lo hice como una idea a desarrollar. Se trata de  una escuela que busca gente con espíritu innovador en los negocios y que quiera tener negocios con impacto social”, explica.

En este marco vale profundizar en la necesidad de generar este tipo de avances legales dentro de la constitución de cada país. Las empresas con fines sociales no cuentan con una carátula que las valide. “Si bien se está dando en muchos países no lo incorporan en la parte legal todavía. En Argentina no existe una carátula jurídica para registrarse. Si uno quiere hacerlo lo registra como fundación o como una ONG,  pero las empresas que hagan  foco en algo social precisan de otra carátula que haga a su objetivo y su misión social, su finalidad”, asegura.

Tras renunciar, luego de trabajar un año en aquel restaurant donde todo comenzó a gestarse, Agus comenzó a darle forma a esta idea. Los hechos y las emociones dieron con  la alquimia perfecta. “En aquel trabajo sentía que estaba haciendo algo que no era mi vocación. Cuando descubrís cuál es tu vocación,  tu pasión,  es frustrante trabajar de otra cosa y no haces nada contento, estás dividido. Decidí apostar fuerte por HC”, asevera.

Sorprendentemente, HC terminó haciendo eco en otros lugares fuera de Salta y Argentina. “Eso me impulsó a aprender más sobre el alcance digital y sobre los contenidos; sobre la curación de contenidos y el trabajo en equipo. Es un aprendizaje del día a día” subraya, mientras nos anuncia que HC tendrá su esperada presentación esta semana. Un  paso y el primero de muchos. 

La misión de HC es subirle el volumen a la voz de la mujer y ponerle un acento a lo que ellas quieren decir. Además, busca dar herramientas para el empoderamiento, abordando a la vez también la teoría y la práctica para poder desnaturalizar creencias y situaciones de todos los días que son tan nocivas  como limitantes. “Se trata de desarmar lo que hemos interiorizado a partir de nuestra cultura y crianza”, ahonda Agustina.

“Es poder situar a la mujer no solo como mujer, sino también como persona y actor social rodeada de una sociedad con ciertas características, las cuales contribuyen a construir un paradigma que es precisamente construido y que se puede desarmar. Si esta comunidad  contribuye a generar dinámicas de interacción cotidianas y limitantes también podemos desarmarlas y posicionarnos desde otro lugar”, agrega.

A través de talleres y conversatorios, Agus quiere despertar el poder personal y desmitificar un ideal de este concepto,  a veces tan exigente como surrealista. A través de conversatorios breves e interactivos, prevé abarcar diferentes temáticas relevantes y que son tabú todavía, como bien ella lo dice,  “para poder hablarlos en un entorno íntimo, de conexión, empatía, intercambio, acompañamiento y solidaridad. Son cosas que a todas nos pasan y que valen la pena conversar y compartir para construir”.

La cimentación de un nuevo milenio

Una millennial que lo da todo y representa con exactitud lo que conlleva la generación milénica. Detrás de ella, muchos transitan un caminar parecido, con los mismos relieves, entre riesgos y certezas. “Es importante entender que no estás solo o sola. Todo atravesamos por eso. Hay que tenerse paciencia y quererse mucho en el proceso. Uno puede ser su mejor apoyo y al mismo tiempo su peor enemigo. Está bien cambiar de opinión y sentirnos incómodos”, reflexiona.

“Escucho mucho sobre la importancia de tomar decisiones para sanar. Cuando estas en duda con algo y finalmente decidís, si es verdad,  te sentís mejor pero lo que sigue a esa decisión no es fácil. Por ejemplo, al elegir una carrera. Por ello, es importante buscar esos espacios en los que podes conectar con gente que está pasando lo mismo, compartirlo. No hay nada que ganar ni demostrar. Somos todas personas y estamos en la misma. A todas nos pasa casi todo. Las experiencias son distintas pero pasamos el mismo el proceso”, analiza.

“Sin embargo, lo más importante es creer  en uno mismo. El peor enemigo de uno es uno”, expresa esta joven mujer que se describe a sí misma como independiente y resuelta pero que también se sabe humanísima. “Esa persona independiente tiene que aceptar su propia vulnerabilidad, no siempre vamos a estar bien. A veces pueden salir mal las cosas y no por eso vamos a ser menos capaz. Simplemente sós más humano. Y eso es una cualidad de fortaleza”, resalta.

Esta generación de jóvenes que empieza a revitalizar la línea del tiempo es un denominador común al que Agus defiende con inteligencia, determinación y responsabilidad.  “Estamos en el marco de un mundo que se pone a tu disposición. Somos una generación con un abanico de oportunidades más amplio que antes. De ahí que se pueda acceder o no, es otra cosa. Creo que la juventud esta más activa y participativa. Está buenísimo que haya personas jóvenes que estén interesadas en tener un pensamiento propio. Pero también creo que tiene que haber un lugar institucional para darle formación e información para que todas esas opiniones sean de contenido, no opiniones que se repitan discursos ajenos. Habilitar a que ellos puedan hablar. Si le cerramos la puerta, ¿dónde lo harán? “, pregunta.

En este sentido, se anima a soñar de la mano de un proyecto que ya está latiendo.  “Me gustaría poder difundir de una manera comprensible para todos la tarea de repensarse; que no haga falta una carrera de 4 años en una universidad privada para poder aprender a cuestionarse y entender que todo lo hacemos nosotros. Lo hacemos, no nos hacen. Podemos cambiar lo que no nos gusta de una manera constructiva y positiva”, ratifica con la ciudad de Salta como el primer destino en sus planes.

“Quiero empezar por mi comunidad. Tengo un compromiso social con Salta, una ciudad que tiene mucho potencial social- cultural y hay que explotarlo, animarse a cambiar. Hay mucha resistencia al cambio. Entonces mi objetivo es podes hacer que HC crezca y que sean un espacio institucionalizado grande para mujeres y hombres. Me gustaría tener la casa de HC con talleres, cursos, actividades de recreación,  guarderías, etcétera”, adelanta.

Ser el ave fénix de tu historia

El hambre de los valientes no tiene fondo. El país no se escapa a esta vívida e inquieta ilusión; una luz que no se permite intermitencias. Agárrense quien pueda. “Creo que Argentina es un país de posibilidades. Hay muchísima gente afuera que nos ve como un lugar de oportunidades, menos nosotros. Estamos divididos por dentro y hacia afuera nos mostramos de otra manera y eso justamente, esa posibilidad de encuentro y desorden, es posibilidad de construcción”, explica.

“Como yo me enfoco en lo social y creo que tenemos las manos para poder hacer algo distinto y cambiar lo que no nos guste, mi conclusión es que atravesamos un momento de cambio, estamos empezando un nuevo ciclo. Guardemos silencio, escuchemos, a partir de eso construimos. Señalar atrás, hacia adelante o hacia los costados nunca sirve”, afirma convencida. 

“Compartas o no compartas el pensamiento políticos de otros y las gestiones, la información nos puede sacar adelante. El conflicto no sirve. Los profesionales tenemos herramientas puntuales para tratar este tipo de conflicto y ayudar a  aquellos que no tienen esas herramientas, tan útiles y  que nos garantizan poder ver en perspectiva lo que está pasando  para aportar al bien común”, señala.

Veinticuatro años forjando a esta mujer arriesgada, amante de los desafíos, ansiosa de cambio, amiga de la incomodidad,  independiente por naturaleza y una usina humana que es pura potencia. Cuando mira hacia atrás, no puede retener a esa niña que le dice: “Relajate y se vos misma”. Es ella misma respirando más profundo para encarar los retos que vendrán.

“Cuando empecé a vivir sola que quería tener todo estipulado y estructurado, hasta las etapas que iba a vivir y me desesperaba. La búsqueda de la beca fue una apuesta fuerte. Entonces es la incertidumbre la característica de la vida en general y más en etapas bisagra de la vida. Por eso digo abrazá la incertidumbre. Aprendé a caminar con ella de la mano y   a disfrutar el proceso”, revela.

Hay una frase Chaplin que refleja la misión de Agus por este mundo. “Hasta del caos nace una estrella”. Agus es un hermoso big-bang o una creación divina, según las creencias de cada quien. Lo cierto es que se trata de una mujer que es eco de esa canción de Soda Stereo: “sacar belleza de este caos es virtud, ¿o no?”. Una de las mayores virtudes, el poder máximo y la mejor herencia que pudo dejarnos la vida en su traqueteo.

“El desorden está en todos lados siempre se puede sacar algo lindo. Las cosas sí se acomodan”, concluye. Yo agregaría: Sí, arriésgate. Esa es siempre la repuesta.

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