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CULTURA

Valentina Moisés, las verdades de una mujer 2020

Valentina hizo de la música y el canto su filosofía. Conocemos la transformación de la artista y develamos las profundidades de una carrera con tantos sacrificios como recompensas.

Valentina Moises - Foto: Redes sociales de la artista
Valentina Moises - Foto: Redes sociales de la artista

SALTA (Redacción) – Valentina, con V de valentía. Con V de vuelo; viaje; verdad; valor; vitalidad; verde esperanza; virtudes que caben en un mismo nombre y en una mujer trascendental. Una mujer que hizo de su vida, su obra maestra y  la historia que elige contar todos los días. A través del arte ha configurado un camino de persistencia, talento y entrega al que comparte de par en par. Su emoción es inagotable, su corazón grande, su mente inquieta y su cuerpo su mejor aliado en esta maratón.

Valentina Moisés es cantante, actriz y productora. Muchos niños y niñas la recordarán por una de sus creaciones más apasionantes y convocantes, «Valentina y los Valientes», un formato infantil que conquistó a la familia con actuaciones y canciones inolvidables, tanto en vivo como en la televisión. Lo cierto es que no todo se agota allí. «Soy todo terreno. Cuando me propongo algo soy incansable», asegura entre risas.

En el escenario de la vida tanto como en el de la música, su performance supera las expectativas y desafía sus propios límites. «A veces no es tan bueno, pero con los años voy a aprendiendo a manejarlo. Como artista creo que en escena me conecto desde un lugar de disfrute que me llena de una energía enorme que siento que se transmite. Creo que es amor por lo que hago mezclado con una especie de agradecimiento de poder estar haciéndolo», admite. Quien ha tenido el gusto de conocerla, sabe de su simpatía y su encanto.

Valentina Moises – Foto: Redes sociales de la artista

Con 40 años que se sienten como los nuevos 20 – 40 is the new black – y un presente irresistible al que define como un buen momento personal,  transitándolo desde el  equilibrio y la tranquilidad, y con todo por delante a nivel profesional, Valen nos recuerda que cada elección vale la pena si aquello que decidimos hacer responde a los latidos más profundos de nuestra existencia.  

«Siempre supe que era artista, hasta cuando hice otras cosas en mi vida que no tenían nada que ver, siempre las hice desde el arte. Mi primer vinculación con esta versión de artista fue a los 2 años, cuando mi abuelo me grababa cantando o mi mamá me filmaba. Toda mi familia siempre me apoyó y creyó en mi aún en los momentos en donde ni yo creía», recuerda Vale, diciendo gracias con su mirada.

Los años no vienen solos: la evolución de una artista sin techo

Fue hace 15 años cuando Valentina grabo su primer disco, el cual no llegó a editar. Un primer paso que la llevó a encontrarse con los tragos amargos de una industria que siempre se supo difícil pero no imposible. «Fue muy frustrante porque yo me auto-producía y no trabajé con las personas adecuadas. Sentía que todo era más difícil por no venir de “familia de artistas”, advierte.

Sin embargo, los éxitos – o al menos los aciertos previos a ello – no tardarían en llegar. Fue en el 2009 cuando grabo su segundo disco en el estudio “El Cerro”.  “Toma lo que Tengo”, un disco con muchas baladas propias. Según me revela, gracias a ese disco conoció a “TangoLoco»  y su director Daniel García, con quien trabajó a la par grabando “Atemporal”. Éste, se trata de un disco con tangos fusionados con música popular, una de las joyitas de su colección.

Canciones, más bien clásicos como «Un vestido y un Amor”, “La Pomeña”, “Alfonsina y el Mar”, “Balada para un loco», fueron parte de ese repertorio que aúna la impronta del tango  a la par de la magia del folclore de nuestra región.  “Danga es un músico increíble del que aprendí mucho y nos hicimos amigos. A su vez, este disco, “Atemporal”, me abrió muchas puertas y me hizo transitar caminos de mucho aprendizaje”, explica.

Más tarde, en el 2012, su alma le pedía a gritos más y su talento buscaba probarse nuevamente. Como todo artista, Valen necesitaba reinventarse en el marco de una carrera que hace de la búsqueda una constante. En el marco de una etapa de muchos cambios, se la jugó por su niña interior y la sacó a bailar.  Una niña que  se animó a ser y hacer lo que tenía ganas. Dio resultados. Así nació “Valentina y los Valientes”.

«Nunca había hecho TV y me di cuenta que, como todo en la vida, era necesario animarme y no sé en que momento me vi haciendo un programa diario, infantil ¡y en vivo! Luego vinieron dos discos grabados (con más de 40 canciones), siete temporadas de teatro y giras que nos llevaron a hacer mas de 200 funciones con un elenco que amo, conformado por Lechu Celedon, Virginia Capobianco, Sebastián Delgado y Pipi Tobío», profundiza.

Hace algunos años, y luego de mucho tiempo al servicio de su proyecto, Valentina dio un giro que la llevó a re descubrirse y reencontrarse  con la música. En eso de explorar otros recursos, ganó una Beca para formarse como Actriz en el “Lee Strasberg Theatre & Film Institute”. Fue en Nueva York durante el año 2017. Allí aprendió el significado y el valor de asumir los riesgos. Además, se vinculó con gente de todo el mundo. Luego de palpar otra realidad y degustar el sabor del mundo a lo grande, se encontró tomando una nueva decisión.

«Sentía que el tiempo pasaba, 7 años ininterrumpidos al aire en Multivisión y mi proyecto “Valientes”, que tanto amo, me estaba absorbiendo todo. Por eso, volví a conectarme con la música desde otro lugar. Producido por Luis Castro, grabamos dos canciones mías: “Ángel del rescate” y “Destino de una vida». La primera ganó una «Mención de Excelencia” en el Festival Latinoamericano de la Canción en California, fue un mimo al alma», subraya Valen.

Con la tecnología a disposición y un nuevo paradigma pisándole los talones, Valen entendió que evolucionar es adaptarse, confiar y conjugar los tiempos que corren a  favor. “Los artistas tenemos una herramienta poderosísima para manifestarnos y promovernos. Hace 20 años necesitábamos pasar por mucha gente y golpear muchas puertas para que una de nuestras canciones se escuche en una radio. De la misma manera, la ley de cupo en los festivales le permite a las mujeres profesionalizarse paulatinamente.  Hoy las reglas del juego cambiaron y vale más el ingenio que cualquier contacto que uno pueda tocar”, añade.

“Un poquito»: del caos nace una estrella

En la actualidad,  Jujuy la acogió con los brazos abiertos, siendo hasta el momento su hogar. «Conocí a Juanjo y Seba de los Tekis, gente sensible y talentosa como poca. Así comenzamos con Seba a trabajar en mi música», remarca. Como si fuera poco, esta niña se da sus gustos y aún tiene ganas de sobra. En la víspera de un nuevo año se adelanta, contándonos que tiene mucha música en la cocina esperando el momento justo para salir.

Por un lado, los “Valientes”, como gusta llamarles, tienen para rato. «Vamos a seguir hasta que me canse…y eso es ¡tan difícil! En el 2020 tendré que organizarme para darle amor a los dos proyectos, pero con el equipo con el que trabajo: TODO es posible», adelanta. Por otro, su carrera solista tiene planes de consolidarse todavía más. Recientemente, Valentina  mostró un adelanto de su nueva canción: «Un poquito», junto al grupo «Mi Karma».

 «El video se lanza oficialmente la primer semana del 2020. ¡Estamos muy ansiosos! Es una canción que mientras la componía ya sabía que iba a llegar a muchas personas. Y así va a ser. Es una canción sana, hecha con una melodía simple y fresca», describe. “Un poquito” da cuenta del entusiasmo, la fe, el compromiso y la devoción con que Valentina ha forjado su carrera, poniéndose a disposición de lo que su corazón le pedía y lo que la época exigía.

Acostumbrada a valerse de si misma en cada proceso creativo, esta ocasión fue diferente. El valor agregado consistió en compartir la experiencia. «Cuando le llevé la canción a Seba López me dijo: “esto es reggae” y yo me resistía…uno le teme a lo que desconoce. Cuando el comenzó a cantarla, me di cuenta de que se abre un universo enorme de posibilidades cuando ese proceso se hace en equipo. Ahí surgió la idea de invitarlos a los chicos de “Mi Karma”  que le pusieron su impronta con el RAP. Nos conocemos hace mucho, somos amigos y son músicos a los que admiro mucho por su talento y su luz», analiza.

Cuando se trabaja en equipo todo funciona mejor. La unión hace la fuerza y la suma de talentos multiplica. “Vivimos en un lugar en donde la cultura tiene mucha fuerza y hay personas muy muy talentosas y  no sólo de la música, también de la plástica, la danza, el teatro, el cine, la literatura. El desafío es dejar de pensar en chiquito, en el corto plazo y darnos cuenta de que podemos hacer cosas enormes”, subraya.

La ley de Valen Moisés  viene a decirnos que en escena “lo que no se siente, no se transmite”, y lo mismo sucede con las canciones. A medida ahondamos en su último material, me explica que éste fue el resultado de una necesidad basada en ponerle esperanza a un momento de dolor. «A veces los artistas necesitamos exagerar esa instancia y hasta la disfrutamos en el proceso. Suena raro, pero desde esa sensación de víctimas, en la que sentimos lástima de nosotros mismos, salen los gritos de esperanza mas profundos y motivadores», reflexiona.

Más música y  menos ruido  

Su voz, la expresividad de su cuerpo y sus letras interpelan corazones y cautivan a muchos que la cruzan en su camino. Valen es una de esas personas que sin conocerla demasiado, uno sabe traerá un poco de luz a nuestra vida. Optimista y sonriente, se vuelve radiante. Una amante de la cocina full time; como ella dice “de la escuela de las abuelas», porque malcría por la panza.

 «Creo que mi misión es sanar a través de la música, pero antes que nada a mi misma. Pongo mi energía en transmitir alegría, pero no una alegría hueca, sino una genuina como filosofía de vida. Aprender a reírse de uno mismo, de las cosas que pasan y superar los dolores o desafíos, sabiendo que siempre hay salida si uno está convencido de que existe. Todo depende de la perspectiva que tengamos, todo», reflexiona.

Con esa misma determinación y un nivel de convencimiento inquebrantable, Valen mira el vaso como más gusta hacerlo, lo mira medio lleno y aprovecha cada segundo como si fuese el último suspiro. Precisamente, hace poco terminó una formación llamada Medicina Cuerpo-Mente-Alma y Biodecodificación, dos años que le permitieron concretar la síntesis de muchas experiencias y creencias a las que apuesta como modus operandi.

¿Los frutos? «SI SUCEDE, CONVIENE”, un leitmotiv que  sigue al pie de la letra cuando se trata de crear  y perseguir una meta. «Aprendo todos los días a no pelear contra lo que no puedo, a no resistirme ante lo inevitable y a cambiar de rumbo cuando hay que hacerlo. Soy caprichosa con mis proyectos, pero aprendo a leer los mensajes de “arriba” y los sigo», concluye Valentina, con una simpatía que no ha tenido  intermitencias.

Si algo me queda entonces, es que se  trata de vivir en melodía, que es algo así como la armonía. Cuando las notas que elegimos confluyen en la mejor canción que hayamos podido inventar. Cuando nos descubrimos los mejores intérpretes de una obra genuina, con más música y menos ruido; más amor y menos dudas; más matices y menos miedo. Como en la cocina, se trata de vivir “Punto María”, con el sabor, la consistencia y la cantidad justa.

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