El caso de Solange Musse, la mujer de 35 años que murió debido a una enfermedad terminal sin poder ver a su papá a causa de la cuarentena, develó la necesidad de ciertos protocolos para acompañar a los enfermos en tiempos de pandemia. Por suerte para Ingrid Grudke, pudo completar los extensos papeleos y el permiso necesario para poder ver a su papá Eduardo, antes de que muriera a la edad de 79 años.
Hace más un de mes, la joven misionera había contado cuál era su situación a través de su cuenta oficial de Twitter. “Mi papá tiene Alzheimer y no puedo viajar para ir a verlo”, se lamentó en aquel entonces. Subió fotografías con él y le pidió a Dios por su salud. En ese momento, su angustia aumentaba al no poder conseguir los permisos para poder viajar a Misiones y pasar los últimos días con él.
Tras mucha insistencia, Ingrid Grudke logró que la dejarán viajar el 24 de agosto. Al no haber vuelos comerciales habilitados, la modelo y su novio viajaron en auto más de mil kilómetros. Encima, tuvieron que cumplir con los 14 días de cuarentena obligatorio en la chacra de sus padres que se ubica en Los Helechos, en la selva misionera. Ni siquiera los hisopados negativos la salvaron de tal martirio.
“Después de hacer la cuarentena, el domingo, los doctores me autorizaron a verlo. Fui y me miró con sus ojos enormes. Al día siguiente, a las 3 de la madrugada, se fue. Tenía Alzheimer y ya estaba en la etapa más cruel de la enfermedad. Ahora estamos todos en paz”, manifestó Grudke, aliviada por haber tenido un momento con Eduardo, el hombre que la trajo al mundo y la acompañó en su carrera.
En añadidura, la modelo hizo hincapié en su gran relación con su padre. Además, también habló de lo que significó para ella haber podido verlo con vida y darle un beso más. “Aunque siempre tuve paz sobre la relación que tuve con mi papá, poder verlo nuevamente, después de tantos meses de cuarentena y en sus últimas horas de vida, realmente es tranquilizante. Y sobre todo poder estar apoyando a mi mamá en este momento”, dijo la misionera.
