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POLICIALES

El principal acusado por el crimen de Palomo dijo que «si habla lo van a matar»

Se lo afirmó a un policía cuando era trasladado a la División Homicidio. Este medio, de manera exclusiva, accedió a la declaración brindada por el efectivo

Sandra Palomo - Fuente: Facebook Yan Cassani

SALTA (Redacción) – Por ahora hay cinco detenidos, dos de ellos mayores, pero las precisiones del hecho aún son bastante vagas. Para la querella, en tanto, el caso se presenta bastante “complejo” y, por ahora, prefieren no atarse a ninguna de las hipótesis que se analizan en la Unidad de Grave Atentados contra las Personas, donde rige el secreto de sumario, una instancia que le dará tranquilidad por unos días más.

Por lo investigado hasta el momento, y las declaraciones que ya se sumaron al expediente, fuentes judiciales indicaron que no habría más detenidos, pero esa posibilidad nunca se la puede dar por descartada, ya que, cualquier movimiento en la causa, podría llevar a una nueva detención. Por lo pronto, el caso parecería quedar cerrado con los cinco sospechosos detenidos.

El principal de ellos, casualmente, es el primero que fue capturado. Se trata de un menor de 15 años, quien fue detenido al segundo día del hallazgo del cadáver de la docente Sandra Sylvia Palomo, a la vera de un sendero, en inmediaciones de la calle Monte Loco y la avenida Gato y Mancha, detrás del vivero municipal, en la zona oeste de la ciudad de Salta.

El menor cayó detenido a instancia de datos aportados por los otros dos adolescentes detenidos posteriormente, quienes se presentaron en una dependencia policial y prácticamente delataron al de 15 años, quien fue detenido en la madrugada del 2 de septiembre en su casa de calle Los Perales, en el mismo barrio Tres Cerritos, donde residía la docente asesinada.

Cuando la Policía llegó a la casa del menor, la madre del mismo no dudó y le permitió el paso a los policías, quienes enseguida subieron al adolescente al móvil, en el que fue trasladado a la División Homicidios junto a su madre, quien afligida por lo que ya presumía que había hecho su hijo, le insistió una y otra vez para que hable y cuente todo lo que había hecho o sabía de la desaparición de Palomo.

Lugar en el que encontraron el cuerpo de Sandra Palomo – Fuente: Fiscales Penales de Salta

Tanta fue la insistencia de la madre que el menor, cuando se hallaba en la playa de estacionamiento de la División Homicidios, el menor lanzó una frase que dejó helado a los policías. “Si hablo me van a matar, me obligaron y soy boleta. Hay cuatro personas más que son más grandes”. Luego de pronunciar esta frase, el adolescente le pidió a su madre que se bajara del móvil, pues quería hablar.

“Bajate quiero hablar con el policía y contarle lo que pasó”, al escuchar esto de su hijo, la madre no dudó en darle la privacidad que quería no sin antes aconsejar a su hijo: “Vos contale todo, decile la verdad al señor”, en referencia al policía, un sargento que, en esos momentos, fue todo oídos y no importunó con ningún tipo de interrogantes sobre lo ocurrido con la docente.

“Con bronca”.

Ya a solas con el sargento, el adolescente relató el crimen de Palomo. “Esa mañana me desperté con mucha bronca”, y dio la razón de esa furia. “Es que tengo mucho quilombo con mi vieja”, afirmó. Luego de esta introducción, a modo de justificativo tal vez, el adolescente indicó que el día del hecho, el 31 de agosto, debía ir al supermercado. “Tenía que comprar cereales en el super y me fui para ahí”, agregó.

Tras hacer el mandado, en el supermercado Vea de barrio Tres Cerritos, el menor señaló que se hallaba sentado en el subsuelo de ese centro comercial, cuando de pronto apareció en escena la víctima. “Veo entrar la camioneta con una vieja manejando”, dijo el menor al referirse a la maestra asesinada, quien al salir de su casa, ese día al mediodía, lo hizo al volante de su camioneta Toyota Hilux, color gris plateado.

“Cuando esta estacionando y por descender del vehículo me acerque”, relató el menor al policía, quien seguía su relato revelador atentamente. “Le dije dame todo y subite a la camioneta”, fue la orden del adolescente asaltante, quien ahí nomás confesó que apenas la víctima ascendió al rodado, en el asiento del acompañante, fue atacada.

Frialdad

“Le clavé varios puntazos en el cuello”, describió con absoluta frialdad. Dijo que a la mujer “le salía mucha sangre”, por lo que consideró que “estaba muerta”. Por ello, explicó lo que hizo en seguida. “La tape con mi campera y me salí de ahí, me fui a buscar a mi amigo y le conté todo lo que pasó”. Lo que siguió fue casi una rutina, pues al llegar a la casa de su amigo, éste le dijo que debían ir por otros dos muchachos.

Así fue como, de matar a la docente con puntazos en el cuello, el menor pasó a estar acompañado por otros dos adolescente de 17 años y otros dos sujetos, de 18 y 19 años, quienes fueron los últimos en ser detenidos. Con estos dos jóvenes, “fuimos a tirar el cuerpo a donde apareció”. Esto fue detrás del vivero municipal, en inmediaciones del barrio Solís Pizarro.

“Ese día estaba loco…hasta me piré de la cana que estaba en moto, no me alcanzaron”, aseguró el adolescente en esos pocos minutos que se animó a hablar, lo que no volvió a suceder, pues cuando el menor fue llevado antes la fiscalía para prestar declaración indagatoria enmudeció. Ya nada se pudo hacer para que el mismo recuperara ese deseo de hablar.

Partícipes

El silencio ejercido, sin embargo, no le sirvió de nada, pues sus amigos, los de 17 años, no lo cubrieron y, a través de otros familiares, revelaron detalles que le sirvieron a la fiscalía para elaborar la imputación en contra del menor de 15 años por el delito de homicidio calificado por ensañamiento y alevosía, en perjuicio de la docente Palomo, quien fue asesinada cuando salió de su casa para realizar unas compras.

Los dos adolescente de 17 años, en tanto, cayeron por un efecto cascada, pues los policías pudieron establecer por las huellas hallados dentro de la camioneta, testimonios de familiares y el análisis de imágenes de las cámaras de video del Centro de Video Vigilancia, que los mismos tuvieron una participación activa en el crimen de la maestra.

Por esta razón, la fiscal del caso, María Luján Sodero, imputó a los menores de 17 años el delito de homicidio calificado por ensañamiento y alevosía en grado de partícipes necesarios, oportunidad en que los adolescentes, al igual que el principal acusado, se negaron a prestar declaración indagatoria, una acusación de peso, pues la misma posee una escala penal de prisión perpetua.

De las declaraciones reunidas hasta el momento en la causa, se pudo establecer que, tal como lo afirmó el menor, el día del crimen, el adolescente con sus amigos dentro de la camioneta de la víctima evadieron un control policíal, compuesto por uniformados que se hallaba en motocicletas en inmediaciones de la avenida Yrigoyen y Las Bumbunas, en la zona este de la ciudad.  Al respecto, tres policías confirmaron que le hicieron señas al conductor de la camioneta, quien hizo el amague de detenerse, pero lo que hizo fue acelerar y darse la fuga, siendo perseguidos por los policías motorizados, los que fueron burlados por el adolescente asesino y sus amigo, aunque sólo por unas horas.

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