SALTA (Redacción) – Desde el inicio de la pandemia se puede encontrar pensamientos encontrados sobre las medidas sanitarias implementadas por el Gobierno nacional y provincial. Muchos sectores señalan que la cuarentena es necesaria para evitar una crisis sanitaria, mientras que otros aseguran que no sirven de nada. En ese sentido, el cura Alberto Julio Abram, sostuvo que esa estrategia no funcionó y que «vivimos hace 150 días como en una dictadura».
Estas declaraciones las realizó en la misa de asunción de la santísima Virgen María, la cual se transmitió en vivo por las redes sociales de la Parroquia de Nuestra Señora del Valle. Durante la celebración religiosa, el padre arremetió contra las decisiones gubernamentales en contra del coronavirus. «Vivimos hace 150 días como en una dictadura, para nada, solamente para repartir plata, porque no han previsto nada, está todo colapsado», declaró.
A su vez, remarcó la precariedad que vive el sistema sanitario de la provincia actualmente. «Nuestros hospitales piden botellas descartables para hacerse mascara el personal de la salud porque no tienen los elementos para atender a la gente», señaló Alberto Abram. También incluyó en sus palabras a la problemática de las frontera, donde miles de ciudadanos bolivianos atraviesan los límites de forma ilegal hacia Salta.
Problemáticas sin resolver en Salta
«Se cuelan miles de extranjeros que vienen a cobrar de nuestros impuestos», manifestó. Y agregó: «Encima, concejales que cobran los subsidios que en este país se regalan, hay subsidio hasta por prender la luz». En ese sentido, sostuvo que no está de acuerdo con estas medidas y aseguró que «somos el hazmerreir del mundo» y que atravesamos por la «cuarentena más larga de la historia».
Según declaró el cura, es evidente que no sirvió para nada, ya que cada día se registran una gran cantidad de casos positivos de Covid – 19 en la provincia. De igual forma sucede con los fallecimientos a causa de esta enfermedad. «Cada día tenemos más muertos», aseveró. A su vez, sostuvo: «Cuidemos lo nuestro, porque la fe también es tan importante como el supermercado». Y sentenció: «La iglesia no contamina».
