Este último sábado la edición de «PH, Podemos Hablar«, transmitido por la pantalla de Telefe, fue dedicada íntegramente a la memoria de Diego Armando Maradona. Con la presencia de periodistas y amigos íntimos de Diego, como el ex futbolista Turco García y quien fuera el masajista y utilero de Diego, Miguel Galíndez, Andy Kusnetzoff procuró hacer un programa que recogiera los momentos más felices de Maradona.
Desde un comienzo, el conductor comentó que se trataba de un programa difícil de hacer incluso para él en su rol, pero además porque resultó complejo completar el staff de invitados. Teniendo en cuenta que son muchas las figuras públicas de nuestro país que seguramente tienen anécdotas con el mejor jugador del fútbol. Sin embargo, se hizo lo posible para haya pluralidad de voces como en cada edición del programa.
Una noche llena de recuerdos y emociones fuertes de parte de todos. Pero sobre todo, García y Galíndez fueron los más conmocionados. Allí cada uno tuvo la oportunidad de contar sus mejores anécdotas con el astro del fútbol. Al principio, las historias estuvieron cargadas de risas y alegría, pero luego el homenaje se volvió cada vez más emotivo y las lágrimas no se hicieron esperar.
En este sentido, el testimonio más desgarrador fue de parte de Miguel Galíndez. Entre varias narraciones, sin duda la más fuerte fue la relacionada con el entorno de Diego. «¿Cómo lo van a dejar solo? Kinesiólogos, doctores, abogados… Delincuentes. Todos los que estaban. Por más que él no quiera, le tenían que decir ‘usted, venga acá, soy la doctora, tome la pastilla’. No me jodas, lo dejaron morir», sentenció mirando fijamente a la cámara.
Por otra parte, el testimonio de García también resultó muy conmovedor: «Cuando estaba en la Casa Rosada con Claudia, Dalma y Gianinna era como que Diego… En una me dice Dalma ‘yo no lo puedo creer, Turco. Para mí, ahora abre el cajón y se levanta». Luego, concluyó: «Yo lo lloré el viernes a la mañana mirando los programas que hacía él. Ahí tomé conciencia, pero cuando me enteré no lo podía creer».