Antes de que Meghan Markle renunciara a ser miembro de la familia real británica, había sido apodada «la duquesa de la dificultad», por los empleados del palacio, según reveló una fuente exclusiva. El autor británico Tom Quinn lanzó recientemente un nuevo libro titulado «Kensington Palace: An Intimate Memoir from Queen Mary to Meghan Markle», donde habló sobre quienes han trabajado para la realeza a lo largo de los años.
Fue durante sus conversaciones con los empleados del palacio que Quinn se enteró de que los apodos poco halagadores provenían del personal, no de los tabloides británicos. «Los apodos, son inevitables», dijo Quinn en su entrevista. “La prensa británica es famosa por tomar a alguien y construirle una imagen y decir que es absolutamente maravilloso. Y luego, cuando esa historia se acaba, necesitan algo más», explicó.
La forma de la prensa
«Entonces se les ocurre lo contrario. Atropellan a esa persona… Los apodos fueron recogidos por la prensa y utilizados contra Meghan Markle. De hecho, vinieron del palacio», agregó el experto. «Se decía que ella era muy exigente», explicó Quinn. “Creo que Meghan llegó a pensar: ‘realmente tengo que hacer esto. Tengo que demostrarles que soy competente… Creo que hay algo de verdad en eso, en el hecho de que ella es muy diferente», agregó.
«Y eso inevitablemente hizo más difícil desde el principio que ella fuera aceptada plenamente como parte de la familia real. Y la prensa es muy poderosa en Gran Bretaña«, explicó. «Inicialmente amaban a Meghan y eso realmente hizo que Meghan sintiera que era parte de la familia», dijo Quinn. «Pero cuando decidieron que la historia era aburrida… enfatizaron que era una persona difícil debido a esa diferencia».
El despiadado escrutinio
Según Quinn, las críticas dirigidas a la duquesa de Sussex solo empeoraron después de que hablara públicamente en contra de la prensa británica. En el documental de televisión de 2019 «Harry & Meghan: An African Journey», la duquesa admitió que no estaba preparada para el despiadado escrutinio sensacionalista al que se vería sometida después de casarse con la familia real, a pesar de las terribles advertencias de sus amigos británicos.
