SALTA (Redacción) – La urbanidad tiene sus propios códigos, una lógica y un carácter determinado. Vale recuperar esa sustancia y ponerla en valor, para poder comprender el protagonismo que yace en las trivialidades, entendidas estas como la cotidianeidad. La escuela de la calle nos enseña. En el traqueteo del día a día emergen matices que nos permiten re-descubrir un lenguaje basado en el arte como forma de relacionarnos con el entorno. El arte urbano tiene algo para decir; el arte urbano moviliza; el arte urbano propone.
Son muchos los artífices que hacen posible este tipo de manifestaciones y generan iniciativas de tipo comunitarias, involucrándose de lleno con la realidad. La agrupación Chaski Jam es uno de esos actores sociales que se ha consolidado como un auténtico puente entre las personas, un nexo y una oportunidad que lleva consigo un mensaje de transformación a través del arte y la cultura.
Se trata de un colectivo de artistas salteños promotores de los cuatro elementos de la cultura Hip-Hop que incluye al Graffiti writing, Rapping, DJing y Breaking. Desde esta perspectiva, se considera a la cultura hip-hop como herramienta de transformación social. Para ello trabajan desde la educación cultural con jóvenes en situación de vulnerabilidad de diferentes barrios de la ciudad. Casi como de una familia se tratase, que se agranda tras cada intervención.
“Chaski Jam consiste en llevar a través de festivales el conocimiento de la cultura HipHop a la mayor cantidad de barrios posibles y ayudar a la gente a encontrar su propósito. Promoviendo los valores de nuestros ancestros, cuidando la tierra, limpiando las plazas, creando y fortaleciendo lazos entre los jóvenes de cada zona de la ciudad. Aparte de los talleres, dejamos graffitis y murales en los barrios donde no llega el arte, hacemos batallas y exhibiciones de rap y breaking”, introduce Herliz.
Herliz Gutiérrez es artista, escritor y tallerista de ajedrez y cultura HipHop (graffiti, breaking, rap, DJ y su historia). Asimismo, es el coordinador general de Chaski Jam, ya que es él quien conoce a los protagonistas de las distintas disciplinas que aportan a este movimiento. Herliz, junto a los jóvenes que conforman esta organización, se pusieron al hombro una ardua tarea. Nadie dijo que sería fácil, pero si apasionante. Son ellos el rostro de lo que sucede allá afuera y también, la cara de la esperanza.
Bajo el lema “cultura para el barrio”, esta versión de la juventud participa activa y concienzudamente, forjando un mejor presente. En otros términos, a ellos no se la contaron, ellos la hicieron con sus propias manos. “Creemos que la cultura y la educación son derechos básicos del ser humano y no privilegios de unos pocos”, subrayan, con una contundencia que les ha permitido instalarse en el circuito.
Con una fuerte influencia del Hip Hop que los atraviesa hasta en sus fibras más íntimas, me cuentan que una frase nacida la esclavitud afroamericana lo explica todo: «Each One Teach One», es decir, cada uno enseña al siguiente. “En aquel momento en el que los esclavos tenían prohibida la educación y la alfabetización, cuando uno aprendía lo compartía con el resto, en secreto y con el riesgo de que lo mataran, priorizando la libertad de su pueblo”, nos enseñan.
Un bienestar compartido, ponerse en los zapatos del otro, el trabajo colaborativo son parte de la premisa que podríamos resumir en los cuatro valores que se desprenden de la cultura del hip hop: respeto, unión, paz y amor. En este mundo la palabra todavía es tu documento y la amistad es insoslayable; la educación es garantía de conocimiento, y el conocimiento simboliza la libertad.
Una alianza social con el arte como manifiesto
Si nos infiltramos todavía más en el ADN que los configura, debemos hacer una pausa en su nombre, Chaski Jam, que nada tiene de azaroso, al contrario aquí cada paso es una decisión; una decisión que siempre encuentra su fundamento en la comunidad, entendida como el encuentro con otros, la libertad individual y social, la usina de la que emergen los desafíos y las soluciones.
“Chaski era un joven atleta que corriendo llevaba un mensaje dentro de lo que era el sistema de correos del Tahuantinsuyo, hasta llegar a otro chaski y así seguía el traspaso del mensaje hasta su destino. Corrían cientos de kilómetros y era tan efectivo el sistema que los colonos lo adoptaron para sus intereses. Mientras tanto, el término “Jam” nace en la cultura del jazz, era la reunión de músicos para improvisar. En el HipHop se le llamó así a la reunión de sus cuatro elementos”, profundiza Herliz.
De allí podemos deducir que Chaski Jam representa una fiesta con mensaje; un acto de valor; la firme convicción materializada; cuando la unión hace la fuerza; la teoría y la praxis; la alquimia ideal. En este sentido la misión de la organización es hacer prosperar los barrios olvidados por los gobiernos, dar contención a los niños y jóvenes mostrándoles otra forma de vivir sin violencia ni discriminación.
Chaski vio la luz allá por el año 2013. “Mi grupo en el 2013 estaba copado con los festivales de una semana que se hacían en Chile llamados Planeta Rock e intentó hacer este tipo de eventos pero en ese año eran pocos los raperos así como los Bboys y Bgirls que había en los barrios”, recuerda Herliz. “Ahora, gracias a la masividad de internet y las redes sociales, son cientos los niños y jóvenes que están involucrados, y esto nos permitió en 2017 volver con la idea de compartir en los barrios”, agrega Herliz, con la certeza de quien reconoce con nitidez su sueño y lo hace posible.
Recientemente el grupo presentó un “Mapa con color” en el Teatro Municipal, el cual estuvo realizado por integrantes de la organización, denominado específicamente “Calles con color”. Se trata de un mapa impreso que da cuenta de las paredes intervenidas en diferentes puntos de la ciudad y de la implicancia que yace en esta práctica artística como una expresión social válida. Cada pared representa un mensaje donde prima el color por sobre la basura que podemos encontrar en una vereda. Cada pared es la cultura que se infiltra en cada barrio.
“Este año realizamos por segunda vez consecutiva el festejo por el aniversario del HipHop, con la participación del pionero en el rap latino JazzyMel y el Bboy de talla internacional Galone, además de los reconocidos invitados de otras provincias. Hoy pueden acercarse a ver lo que fue con tan sólo pararse en la esquina de Avda Independencia y M. G de Todd”, invitan.
Con varios talleres en ejecución, desde Chaski se han llevado talleres a Jujuy en el evento de Noctámbulos Volumen 4. “Ahora estamos trabajando con el DIAT «Casa azul» y Asociación Manos; en lo privado pintamos graffiti (pinturería Martel, barberías, estudios de tatuaje, etc.) ya que para el dueño de un local no deja de transmitir el mensaje a través del estilo. Para el 2020 se propusieron varios proyectos de llevar talleres integrales de cultura HipHop (TICH) a escuelas, colegios, centros vecinales, CICs, fundaciones, asociaciones civiles y todo punto de encuentro social”, revelan.
La diversidad cultural como escenario potable
Anónimos del sistema que otra vez reivindican este engranaje del que formamos parte. Jóvenes y adultos que de la nada misma le han encontrado el sentido a la vida. Herliz asegura que el HipHop salva vidas. “Hay padres, abuelos, tutores que ya no saben qué hacer con los jóvenes y ahí, donde el folklore y lo clásico no funcionan, entra el HipHop para revolucionar”, asevera, dando cuenta de la transformación de la cual ellos mismos han sido impulsores y testigos a la vez.
Precisamente, la agrupación cuenta con jóvenes y adultos de distintos barrios que reconocen el efecto positivo que ha generado el HipHop en sus vidas. Participan además bailarines, músicos, artistas e incluso gente que sólo les gusta observar y escuchar la música. De esta manera, el espacio se constituye en el consuelo de muchos y el empujón para otros tantos.
“Las puertas están abiertas para todos sin importar ideologías, religiones, condición física ni color de piel. Todos son bienvenidos a compartir experiencias y herramientas para la restauración del tejido social. Pero más importante que acercarse a nosotros es que acerquen a sus barrios, rompan con la división y volvamos al «buen día, permiso, por favor y gracias», reflexiona, apostando al valor de la convivencia y la diversidad vigente en todo el territorio.
Con el objetivo de consolidar este género en las diferentes barriadas, de organizar a los grupos ya existentes y de abrirles puertas a jóvenes representantes en los debates sociales, Herliz estimula a paso firme, multiplicando el “efecto Chaski”, haciendo del arte educativo y la cultura comunitaria un hecho a la vista de todos y una posibilidad al alcance de la mano. Diferentes grupos de personas, capaces de reconocerse, diferenciarse y respetarse unas a otras.
La revolución creativa es el antídoto
En este marco, la juventud merece un análisis quirúrgico que Herliz concibe con claridad. “Hoy en día la juventud está bombardeada de información por la cultura de internet. Ahora estamos conectados con el mundo y distanciados de la familia y el barrio. No sé si nos han aplicado o nosotros mismos hemos puesto la división para que algún rey gobierne, llámese empresa o banco”, analiza.
“El problema de la sociedad en general es que no hay honestidad ni sinceridad, muchos se esconden tras máscaras pero no se muestran cómo son por el miedo al qué dirán, por eso cuando nos ponemos a bailar en las plazas y en la calle es un acto revolucionario, rompe la cultura del miedo y la vergüenza. La solución está al alcance de todos, decidir ser uno mismo o ser lo que quieren que seas”, explica tajante.
Hay valores y virtudes que no se compran. Expresarnos es una manera de estar presentes. Hacer es resistir. No vale ahogarse en un vaso de agua, vale estar de pie. El arte es la salida. El hecho artístico, genuino y sensible, nos anima a repensar nuestras acciones y también a ejercer un mundo mejor que no se agote en intentos fallidos. El arte nos habilita a comprender otras dimensiones de nuestra existencia.
“Creemos que el arte es la mejor forma de educación, ya que con ello hemos aprendido y descubierto más de ciencias sociales, filosofía y autoconocimiento. El arte te permite mostrar sentimientos, emociones y pensamientos que no pueden ser expresados de otra manera”, asegura Herliz.
Ser tu propia obra de arte
“La cultura impuesta y la educación formal, sin querer ofender a los educadores que tienen pasión y vocación, reproduce comportamientos de pobreza y violencia, dividen a la famila, dando trabajo y estudio a kilómetros de casa en la mayoría de los casos, aislando a los hijos de los padres, haciéndolos esclavos modernos a un sistema que te exprime con impuestos. En vez de dar herramientas para producir economías sanas como lo eran en el tiempo de los aylllus y la reciprocidad”, manifiesta.
Pero lo cierto es que el cambio comienza por casa y como bien dicen, si quieres cambio verdadero pues camina distinto. No hay más que eso. Herliz me la deja picando con un pensamiento de Bruce Lee: «Yo no te estoy enseñando nada, sólo te ayudo a que te conozcas a ti mismo”.
Como apasionada de la vida gusta pensar que debemos ser esa persona que tanto queremos en nuestra vida. Me gusta pensar que debemos ser la energía que queremos atraer. Me gusta pensar que con aquello que toleramos o callamos, le estamos enseñando a otros a cómo tratarnos. Me gusta pensar que debemos ser la posibilidad hecha carne y hueso; la ilusión que puede salvarnos. Me gusta pensar que podemos hacer historia. Chaski Jam es un patrón a seguir.
“La vida es una paradoja, cuando te aceptas a ti mismo entonces recién puedes cambiar y, si ves que el cambio es necesario para todos, sé el cambio que quieras ver en el mundo. Si crees que algo es imposible entonces tú lo harás imposible”, concluye Herliz.
