SALTA – (Redacción) El arte nos llama a reencontrarnos a través de una mujer que ha marcado a toda una generación, y que todavía lo hace. Se trata de una artista considerada parte de una nueva camada de princesas, y no necesariamente una princesa de Disney. Hablamos de Frida Kahlo, quien a través de la poesía de sus palabras y sus pinturas, se ha consolidado en una auténtica referente, que hizo de sus convicciones e ideales frases que hoy las encontramos desde una pared, un cuaderno, una taza, una remera, una carta hasta en un cuadro y tantos espacios donde puedan caber palabras. En esta oportunidad, podremos conocer de manera online lo que fue su hogar, «La Casa Azul», convertida en un museo.
La historia de su vida fue una obra de arte en sí misma. Cada fragmento de su obra refleja la existencia de una mujer que se mostró tal cual era; una mujer convivió con el dolor, la muerte, el amor y la expresión artística con la sensibilidad a flor de piel; que hizo de sus fortunas y miserias una pintura; que transmutó a través del arte. Por todo esto y más, se ha convertido en la inspiración de muchos/as en la actualidad.
Cuatro años después de la muerte de Frida Kahlo, en 1962, su famosa casa, la Caza Azul, ubicada en el centro de Coyoacán, Ciudad de México, fue convertida en un museo y con justa razón. Se trata de uno de los favoritos de los amantes del arte y la cultura. Lo cierto es que no todos podemos visitarla, y menos hoy por las medidas tomadas a raíz de la presencia del Coronavirus. Por ello, las autoridades del Museo accedieron a una iniciativa imperdible: podremos recorrerla de manera virtual y gratuita, desde el celular o la computadora.
Deberemos hacer clic aquí para atravesar las puertas de este museo que tiene vida propia. Haciendo del encierro, el motivo perfecto para abrirnos a nuevas experiencias, podremos disfrutar de este viaje por la vida de la artista mexicana. Cada pasillo, cada salón, cada cuadro, cada mueble conserva intacta la esencia de su vida y obra, haciendo de este paseo un viaje en el tiempo.
Hagamos historia
Esta histórica vivienda fue construida en 1904 por su padre, el húngaro-alemán Wilhelm Kahlo, una típica casa de época con un patio central con los cuartos rodeándolo. Allí vivió junto a su familia y también junto a Diego Rivera. Poco a poco, el reconocimiento que ganaría Frida tornaría a la casa en un lugar de visitas de renombre como León Trotsky, Henry Moore, Remedios Varo y André Bretón, quienes dejaron su huella en cada escombro con anécdotas compartidas.
“Fueron Diego y Frida quienes, más tarde, le dieron un estilo muy particular y, al mismo tiempo, le imprimieron con colores y decoración popular su admiración por los pueblos de México”, contó la directora del museo Hilda Trujillo Soto. De hecho, el color azul responde a un deseo de la mismísima Frida, ya que con el llamativo color ahuyentarían a los malos espíritus. De la misma manera, fue Diego, su pareja, quien insistió en el deseo de convertir la casa en un museo. Luego de la muerte de la pareja, tras 50 años, el sueño se cumplió.
¿Qué hay que ver?
En los recorridos que se realizan en la Casa Azul, se pueden admirar las recámaras de la pintora, la cocina, su estudio, el cuarto de Diego Rivera y diez salas de exposición donde cinco están permanentemente con obras de Frida Kahlo y las otras cinco salas son para exposiciones temporales. Entre las obras más famosas de Frida Kahlo que se exhiben en este museo están Frida y la cesárea (1931), Mi familia (1949), Retrato de mi padre Guillermo Kahlo (1952) y Viva la vida (1954).
La Casa Azul ha mantenido su ambiente y decoración fielmente a como estaba cuando Frida Kahlo lo habitaba, por lo que al entrar el visitante se transporta inmediatamente al universo creativo de una mujer que hoy inspira y motiva a cientos de mujeres más alrededor del mundo.
“Pies para que los quiero, si tengo alas para volar”
-Frida Kahlo-
Tomando esta frase como punto de partida, alcemos nuestras alas para volar y aterrizar en un espacio que nos conmoverá desde el primer minuto.
