SALTA (Redacción) – La Pachamama, Pacha o Madre Tierra como algunos optan llamarle, es el motivo para que cada primero de agosto, los creyentes hagan de esta fecha una oportunidad para agradecer. En diálogo con Salta 4400, Norma Cruz, quien trabaja en el museo regional de San Antonio de los Cobres, nos permitió adentrarnos en la historia y el valor de esta celebración tan típica de la región.
“Para nosotros es una celebración que hacemos a la Pachamama. Ella es nuestra madre, es nuestra diosa andina, porque es un símbolo de fecundidad; generadora de todo lo que tenemos, plantas, animales, alimentos, todo lo que hace para que el ser humano pueda tener”, explicó. Norma recordó que esta herencia es propia del imperio Incaico y así, de generación en generación, ha logrado mantenerse como una constante en e entramado cultural y social.
“Toda nuestra gente, nuestro pueblo venera la santa tierra. Y nosotros lo hacemos en agosto porque es el mes apropiado para la siembra”, señaló. Según Norma, la siembra “consiste en ofrecerle a la Pachamama parte de lo que nos da diariamente ella, recursos naturales. En esta línea, diferentes rituales se llevan a cabo pero hay instancias que son irremplazables.
La ofrenda como reflexión
Por un lado, se prepara la corpachada. Norma contó que se trata de los alimentos que uno prepara. “El 31 a la madrugada de abren las puertas de la casa y se ofrecen los alimentos; otros lo hacen el 1° de agosto. Desde el 1° al 31° de agosto, todos los días se hacen ese convido a la Pacha”, aclara. Asimismo, todos los alimentos se preparan con anticipación y bajo el protocolo de una receta especial.
“Se hace hervir carne seca de llama, oveja, cabezas, menudos, las mazorcas o choclos para ofrecer a la pachamama. Se hace hervir toda una noche completa porque se tiene que desarmar. También se prepara el “piri” que es el símbolo de la abundancia. El mismo se hace con harina de maíz, se lo tosta y con grasa de llama u oveja”, reveló Norma.
Tras ello, al momento de hacer el convido es el momento de pedir a la Pachamama nuestros deseos y propósitos más íntimos. “Que no nos falte el dinero, salud, tengamos prosperidad”, subraya Norma. “En San Antonio se acostumbra echar a la Pachamama o bien, guardar un poquito de ese piri en la cartera, billetera, bolsillo de la persona para que nunca nos falte la plata. Es el símbolo de la abundancia”, recordó.
Pero para tamaña devoción se preparan comidas que acompañen esta jornada tan sentida y compartida en cientos de rincones de nuestro país. Haciendo caso a lo aprendido a través de la historia acerca de esta creencia, las comidas típicas son empanadas y papas criollas. Todo como un gesto de entrega, agradecimiento y empatía entre quienes comparten el momento y la tierra misma.
“La cabecilla de la familia siempre ofrece lo mejor a la pachamama. Nosotros tenemos fe en la pachamama y en estos tiempos difíciles estamos ansiosos de recibirla y pedirle perdón. A veces como seres humanos hacemos un mal uso de los recursos que ella nos da. Es el momento de pedirle perdón y que nos ayude”, concluye Norma.