SALTA (Redacción) – A pesar de que la pandemia ha teñido el escenario cultural artístico de manera insistente, esto no resultó una restricción para algunos, quienes vibran desde lo más profundo de sus pasiones. Los que responden a sus instintos con el hambre de aquel que se aferra con fuerza y convicción a la procesión que empieza a gestarse por dentro. Es el caso de “Aira”, un proyecto musical joven con Feli como cerebro y rostro del mismo. Música con carácter urbano y sonidos contemporáneos.
En diálogo con Salta 4400, Feli reveló que “Aira”, en realidad, es su apellido; un apellido que hoy paso de ser un apodo a una marca registrada. Estrenado hace tan sólo cinco días, su video estreno acumula más de 2700 visitas y reacciones a doquier. Considerando que se trata de apenas un gran atisbo de su faceta como artista, compositor, músico y productor, vale detenerse para dejarse llevar por su propuesta.
“Tu Perfume” es el nombre de este primer sencillo que surgió como dicen surgen las mejores cosas: sin previo aviso. Un perfume de esos que de buenas a primeras te conquistan más no podemos resistirnos. Nos pasó más de una vez. Una melodía que un día Feli empezó silbando. “Después la saqué en la guitarra y la letra empezó a salir sola. Escribo muchísimo historias de amor porque siento que son infinitas las posibilidades de crear por ese lado. Son historias que la gente guarda y cuando las escucha puede sentirse identificada”, reveló. Con apenas 19 años, Feli hace de las historias que le regala su experiencia, una expresión compartida.
Los inicios: las trivialidades que fundaron al artista
La gesta de un artista me animaría a decir empieza con el primer llanto de vida. En esa liberación desatada de un niño al ver la luz, el universo se reinventa. Cada artista altera el movimiento de los planetas para así mejorar la frecuencia. La Tierra gira porque ellos se inspiran. Sino, vale Feli como ejemplo. “El amor por la música lo tengo desde muy chiquito, me críe en una familia muy musiquera”, asegura.
Las clásicas guitarreadas en los asados, la música siempre sonando en casa, su madre, fueron postales que imperceptiblemente sembraron a este artista que hoy empieza a ver los frutos. “Yo vivo solo con mi vieja por lo que me ha tocado acompañarla a infinitos recitales de distintos géneros cuando era niño”, recuerda.
Así de la mano de una madre que supo alentar la versión más auténtica de su hijo, Feli se abre paso al mundo, reconociéndose como un “melómano”. “Muy pocos géneros me disgustan, siempre hay algo para rescatar”, agrega.
Hacer del encierro un momento «mecha» en la vida
Haciendo de la pandemia y la crisis una oportunidad, apelo a la resiliencia de la fuente divina de la juventud para enfocarse de lleno a la música. Como leí por ahí, los momentos que son mechas en la vida son aquellos que podríamos graficar como bisagras. Esto es lo que pasó durante la cuarentena. “Al impulso se lo tiene que dar uno mismo. Es un camino en el que uno debe aprender a conocerse y encontrar lo que le hace bien. En mi caso es la oportunidad de expresarme a través de la música”, destacó.
“Me ayudó a darme cuenta que nunca se sabe que rumbo toma la vida así que es mejor vivir el ahora”, subrayó. Feli nos contó que estuvo estudiando afuera por unos meses. De repente, volvió al cuarto que lo vio crecer, en casa y con la compañía de su guitarra. “Me dije: vamos a hacer algo productivo de esto», aclaró. Sin prensiones, ni ansiedades, hoy se deja fluir por el talento que le permite tener un punto de fuga dentro de tanto desorden allá afuera.
Haciendo puentes
Si miramos su video, sus fotos podremos sacar algunas conclusiones, pero él también tiene claro quién es. “Pienso que lo que me va a distinguir como artista es todo lo que vengo acumulando a lo largo de mi vida, son muchas etapas muy distintas unas a otras, con influencias muy cambiantes. Y este cambio constante te hace sacar cosas dentro que ni vos sabías que las tenías”, reflexionó.
Precisamente en esta fusión el proyecto Aira encuentra su carácter y su esencia. Ese “toque personal”. Según Feli, la tarea consiste en unir esos dos mundos que viven en él. “Por un lado está mi parte de niño al que le tocó rodearse de mucha gente adulta, y por otro lado está el adolescente, camino a ser adulto pero que quiere volver a ser niño. La música es un puente, saco un poco de acá y un poco de allá”, analizó.
Así las cosas, Feli se sumerge en el proceso, ahondando en lo más profundo de sí mismo hasta sacar los hilos más finos de su propuesta, hasta transparentarlo tanto, curarlo tanto que no queden dudas de su efecto al escucharlo. “Estoy muy contento por este primer lanzamiento y tener algo en mano me devolvió un poco de claridad para saber para donde va todo esto. Sin embargo, el proyecto es más grande y recien comienza asi que hay que seguir trabajándolo”, adelantó.
La mejor escuela es la experiencia
De esta manera, podemos deducir que hay Feli para rato. Uno de los tantos jóvenes que merecen ser escuchados, replicados, considerados. Insisto, la juventud no está perdida y como él, muchos abrazan sus intenciones y propósitos con entrega, pasión y constancia para hacer de este aquí y ahora un mundo mejor. Lo cierto es que “»no existe una escuela que enseñe a vivir».
Esta frase es el reflejo en el que elige mirarse Feli día a día. “La realidad es qué uno termina experimentando con su vida y la manera de sentir y resolver las cosas. No hay un camino ya trazado y, si lo hay, quedó demostrado que no es el que le sirve a todos”, señaló. Por ello, entiende que “cada uno tiene que salir al mundo y chocarse con las paredes que se tenga que chocar para aprender”.
La fórmula de tres simple es clara: abrir la puerta, dar el paso y animarse a dar el sí para lo que venga. “Ninguna escuela te prepara para eso, ni siquiera tus padres lo pueden evitar por mucho que quieran. Soy consciente que me falta chocar con muchas paredes pero estoy contento con eso. Es parte de ser libre al fin y al cabo”, concluyó.
Liviano, auténtico, consistente, simple y profundo, Feli se regodea para darle forma a sus ideas, adueñarse de ellas y compartirlas al mundo como partes de esas verdades que todos elegiremos contar alguna vez.
