Era conocida la angustia de Jimena Barón a causa del aislamiento social, preventivo y obligatorio. Su hijo, Morrison, más conocido como Momo, había decidido pasar el confinamiento en la casa de su padre Daniel Osvaldo. ¿Las razones? Las comodidades del hogar del ex jugador de la Selección Italiana en comparación con el departamento en el que vive con su mamá. Jimena se quedó con ellos y despertó rumores de reconciliación. ¿Pero son reales?
Para celebrar su cumpleaños, Barón repasó todas sus emociones que le despertó el hecho de volver a estar cerca de Osvaldo. A pesar del extenso texto que publicó en Instagram, la actriz y cantante dejó algunas preguntas sin responder. Por lo cual, sus siempre curiosos seguidores le consultaron sobre la relación con el actual jugador de Banfield. «Todo muy lindo, pero el público quiere saber si hubo sexo con Osvaldo», interrogó una seguidora.
«¡No!», enfatizó estirando las «o» Jimena Barón. «Tengo mi propia habitación. Esto es convivencia parental, che», reveló. De esta manera, la cantante de «La Cobra» dejó en claro que las emociones encontradas que vivió en las últimas horas no derivaron en un nuevo encuentro amoroso con el futbolista. Los rumores comenzaron después de que ella misma compartió una imagen con el delantero rodeándola con su brazo derecho.
Fue el sábado pasado que Barón fue a buscar a Momo a la casa del actual delantero de Banfield. Ella quería festejar este último domingo su cumpleaños 33 con él en su departamento. Morrison admitió que quería pasar las celebraciones con ella, pero también con su papá, su perro y su medio hermano mayor Gianluca, fruto de la relación del futbolista con Ana Oertlinge. Por otro lado, ella compartió una hermosa reflexión sobre la situación que le tocó vivir en las últimas horas.
«Fui a buscar a Momo, me dijo que no quería volver al departamento, que quería estar con el hermano el perro y el papá y con vos también, quedate», recuerda Barón. «Padre adhiere, quedate. ¿Se terminará el mundo? Me quedo. Hay pasto, recuerdo como se siente tener el sol en la cara, el perro y a mi hijo, el fin de la paz y el silencio, el quilombo que más extrañaba. Recuerdos cien mil por segundo, un millón, cien mil millones», reconoció la artista.
