La cuarentena le ha dado a Lizy Tagliani y a mucha gente tiempo para meter mano en el cajón de los recuerdos. En esta oportunidad, la querida conductora de El precio justo compartió una imagen de su infancia y una reflexión que conmovió a sus seguidores. No es la primera vez que la animadora tiene un gesto de este tipo. Ella siempre recuerda de donde viene en momentos en los que la televisión le dio la oportunidad de alcanzar el éxito.
«Siempre lloro recordando la niña que fui», reconoció Lizy al compartir una vieja fotografía suya «Recién vino Luisito a mi mente en carnavales, me vi corriendo desesperada por todas las calles para que una bombita de agua no me alcance. Los chicos mojaban a las chicas, me cansaba de correr pero no me corría nadie. Los chicos de mi barrio nunca pudieron ver mi vestido a lunares ni mi largo cabello ni los aros que alguna enfermera me puso al nacer… les costaba ver lo que yo veía.
«Yo no sentía diferente por querer ser niña yo sentía diferente solo por ser. Tantas veces después de llorar a escondidas me sacudía los mocos me secaba las lagrimas y seguía», confesó Lizy Tagliani. «Mamá me decía que tenía que mostrar que yo no elegí ser quien soy, solo vine a vivir y ya era bastante. Hoy acá siendo Lizy y aburrida en mi cuarentena se que me iré algún día y dejare en algún rincón mi mensaje de mujer», concluyó la conductora.
A mediados de mayo, la también actriz había publicado una foto de su primera comunión en San Miguel. “Hermosa familia. Desde no sé qué edad tendría yo, Rubén fue el marido de mi mamá durante mucho tiempo. Era bueno, divertido y lo recuerdo muy alto… El alcohol opacaba todo lo lindo que vivíamos”, recordó para luego subir más fotos de aquella fecha tan recordada por ella.“Cuando dieron la fecha de la comunión en la iglesia San José Obrero escucho a mi mamá contarle a mi tía Bernarda que no iba a poder hacerme nada».
«Cuando llegamos a casa -yo que jamás me metía en las conversaciones de los grandes- le dije: ‘Ma, ¿por qué no voy a tener fiesta de comunión? ¿No tenemos plata? Yo le puedo decir a la abuela Gregoria que haga tortillas de queso’”, rememoró Lizy. “Mi mamá me miró con esa sonrisa que nunca se le borraba y me dijo: ‘No digas nada, es una sorpresa’. No sé de dónde, pero estoy segura de que fue trabajando, que llegó el día y acá están las fotos del fiestón. Hasta fotógrafo, porque no teníamos cámara. Ya sabrán por qué para mí querer es poder. Terca como mi mamá, La Tina”.