El 8 de septiembre de 2012 la vida de Pampita y Benjamín Vicuña cambió para siempre. La pareja sufrió la pérdida de su hija mayor Blanca, de tan sólo seis años, quien falleció en la clínica Los Condes de Santiago de Chile a raíz de una neumonía hemorrágica. El golpe fue muy duro para el actor y la modelo que no se esperaban tal desenlace, e incluso hoy que están separados se apoyan mutuamente cuando extrañan a la nena.
Como el 8 de cada mes, el novio de la China Suárez suele emitir sus palabras de reflexión y homenaje hacia la pequeña. «Qué tiempos difíciles, mi niña. Pero a pesar del miedo y la tragedia, la vida se cuela por las ventanas y el amor renace. Los animales nos siguen enseñando de lealtad, los árboles y plantas a cómo llegar profundo y ser fuertes, los niños nos enseñan a reír, llorar, actuar, desdramatizar y los pájaros nos invitan en paz a ser libres», comenzó diciendo.
Luego, Benjamín Vicuña se encargó de cerrar con mucha emoción las grandes palabras que le dejó a Blanca en lo que ya son casi ocho años del fallecimiento de una de sus bendiciones. «No hay apuro, mi amor. Solo te cuento como padre pequeñas revelaciones que de seguro ya entendiste. Te amo con mi alma rota que renace cada día y que vuela por las noches a tu lado. Mi pequeña libertad”, sostuvo.
La manera en que Benjamín Vicuña refleja la presencia de su hija
En lo que había sido una entrevista hace dos meses, el propio Benjamín desarrolló de qué manera tiene presente todos los días a su hija. “Es bonito lo que pasa, porque justo se lo decía a un amigo que en estos días perdió a su mamá. Le dije que a partir de ese momento su vida iba a tener un sentido. Que cuando esté en el atardecer en la playa y cierre los ojos, ese momento va a tener un destinatario, que va a ser su madre. Pasa a ser una persona con un lugar súper especial”, manifestó.
Por último, Benjamín Vicuña cerró su anécdota de esta forma. “Y creo que es algo tan común que todos hablamos y entendemos porque todos tenemos pérdidas y sabemos de qué se trata. Es increíble cómo la humanidad se siente tan chiquitita cuando enfrenta al miedo de la muerte de un ser querido. Ahí se genera la empatía. Cuando hablamos de la muerte todos tenemos el mismo respeto. Nace una solidaridad que la siento, pero no tengo un manual. A mí me sirve abrazar la vida, entender que falta mucho y que la vida es hermosa”, selló.
