La jornada de rock del día jueves en el «Cantando 2020» generó un momento muy emotivo. Es que Jey Mammón y su partenaire, Carla del Huerto, interpretaron el tema ‘Avanti morocha’, de Iván Noble, mientras se reproducían imágenes relacionadas a la pandemia de coronavirus que afecta al mundo. Además de recibir una de las mejores devoluciones por parte del jurado, el humorista logró emocionar a todos los presentes en el piso. En ese contexto, Laurita Fernández, conductora, no pudo contener el llanto en vivo.
Una vez que las luces del estudio volvieron a su habitual iluminación, se pudo ver a varios integrantes del elenco totalmente emocionados. En especial, la pareja de Nicolás Cabré. Por esta razón, Ángel de Brito decidió parar la devolución de Nacha Guevara para que su compañera pueda expresar sus emociones y recomponerse de la hermosa sensación que la inundó. Pasados los segundos de silencio, la experimentada actriz elogió a la pareja.
«Me re emocionó lo que hicieron y las imágenes que pusieron. Acá vivimos como en una burbuja pudiendo trabajar y demás. Todo lo que pasamos todos y todo lo que pasan los médicos, los abuelos…”, alcanzó a decir Laurita Fernández ante lo que observó. Mientras que Jey Mammon agregó: “Cuando nosotros escuchamos el tema, enseguida nos miramos. Estamos en una burbuja y cuando salimos de esta burbuja nos encontramos con lo que está pasando”.
¿Por qué se quebró Laurita Fernández?
Después del fuerte momento personal, Laurita comentó en «Los ángeles de la mañana» el por qué de su emoción. «Cuando vi en el video a la abuela de Euge Gil Rodríguez (coach), me mató porque enseguida pensé en la mía. Ella está en un geriátrico al que nadie puede entrar. No la podemos ver, cumplió años hace poco y lo máximo que pudimos hacer fue estar a cinco metros, detrás de las rejas. No sabemos cuándo vamos a poder volver a tocarle las manos, a abrazarla», manifestó.
Posteriormente, Laurita Fernández recibió la consulta de si su abuela o en el geriátrico la observan en su rol de conductora, a lo que dijo: «Es todo muy duro porque no entiende y nos pregunta cuándo vamos a ir. Las chicas que trabajan en el geriátrico de Villa Ballester me ven. Ella ya mucho no entiende, cada tanto me reconoce. Para la hora del Cantando ya están durmiendo porque cenan a las siete u ocho de la noche», culminó.
