Flavio Mendoza es uno de los artistas que más ha sufrido la crisis causada por el coronavirus y la cuarentena. Según detalla el productor, son muchas familias las que dependen de su compañía para subsistir. Sin embargo, la imposibilidad de reunir grandes públicos frente a un escenario golpeó fuerte al coreógrafo, quien sostuvo que sus fuerzas se mantuvieron gracias a Dioniosio, su hijo.
Mendoza elaboró su propio protocolo y reacondicionó con sus propias manos la sala del Teatro Broadway. Todo en pos de cumplir con el distanciamiento social. “Ya es un poco injusto estar sin trabajar cuando ya hay tantas cosas abiertas. Es un caos. Si venís al teatro a ver una obra de una hora y cuarto, sentada a dos metros de distancia de la otra persona, con barbijo, con una sala sanitizada antes y después de la función, sin que tengas que tocar nada, vas a ver que es mucho más seguro que ir a un supermercado”, consideró Flavio.
«El virus existe, es real; pero tenemos que aprender a convivir porque no sabemos cuándo va a estar la vacuna. Hay que empezar a hacer protocolos y cuidar al otro”, reafirmó Flavio Mendoza. Más allá del drama, el tono de su voz cambia cuando habla de su hijo. “Te digo la verdad: en esta cuarentena, él me salvó la vida. Yo creo que… no sé… hubiera prendido fuego la casa o estaría con una camisa de fuerza porque tenía bajones, bajones, bajones, bajones, y la sonrisa y el ánimo de él me hacía que todo el tiempo estar al 100”.
“Quiero de verdad que sea un nene feliz, que crezca feliz, y que sea un hombre feliz. Y quiero dejarle un mundo mejor. Porque lo estamos haciendo tan mierda, con tanta agresión de la gente… Es tan malo lo que estamos haciendo nosotros, los adultos, que me da vergüenza”, aseguró el mediático productor. “No nos está haciendo mejores personas: está aflorando la mierda que tiene cada uno. Dionisio va a ser mejor persona que nosotros porque está creciendo en un ambiente muy sano, muy abierto».
«Cuando se normalice todo por ahí puedo cambiar de parecer, pero me da un poco de miedo cómo está el mundo”, dice preocupado Mendoza sobre cómo seguirá la vida tras la pandemia. “Puedo ponerme, por decir algo, un parripollo y que él esté estudiando feliz. Y que yo sepa que va a tal lugar y volverá tranquilo porque no pasa nada”, reveló sobre su deseo de alejarse un poco de las luces y las cámaras para vivir días más tranquilos.
