SALTA (Redacción) – Si algo le faltaba a la crisis económica que va pisando cabezas en las últimas semanas en Salta, era una nueva protesta de trabajadores. Esta vez se trata del frente de trabajadores del Ingenio San Isidro. En este marco, ex trabajadores del Ingenio San Isidro ubicado en Campo Santo, reclaman hace tiempo por fuentes de trabajo, despidos y por la liquidación del 50% de la indemnización.
En el medio de los reclamos de los mismos, no hay respuesta por parte de los encargados del Ingenio. Al contrario, se ha materializado un discusión sin fondo, en el la que la culpa va de un lado al otro. Precisamente, los actuales dueños del Ingenio respaldan el reclamo de los exempleados pero aclaran que asumieron cuando ellos ya no formaban parte de la planta.
En este marco, el actual Presidente del Ingenio, Diego Ruiz, aclaró que de esta nueva gestión no depende la cancelación de la deuda. Por ello, aseguró que el Grupo Ruiz compró el ingenio luego de que entrara en un proceso preventivo de crisis. Fue este proceso previo a su gestión, por el cual se despidió a los 700 empleados que tenía. En esta línea, aclaró que cuando asumieron ya no estaban los trabajadores en la planta.
Por otro lado, Ruiz destacó que al 100% de los extrabajadores del Grupo Gloria, aún se les adeuda el pago total de la indemnización. A raíz de ello, los instó a que deben continuar con la lucha vía judicial y es la Justicia la que deberá darles respuestas. Asimismo indicó que en caso que la Justicia falle a favor de los trabajadores, será el anterior grupo directivo el que deba cancelar lo que debe y no ellos.
Finalmente, agregó que tras la compra de la empresa, sólo tomaron la cantidad necesaria de empleados que les permitiera la operatividad del Ingenio. Por ello, llamó a considerar las condiciones socio sanitarias previstas por el protocolo ante la pandemia de Coronavirus.
Antecedentes de una problemática anunciada
Cabe recordar que debido al aislamiento , fue en marzo cuando tuvo lugar el reclamo de los trabajadores. Éstos, aseguraron que los obreros azucareros se encontraban obligados a concurrir a sus puestos de trabajo para realizar actividades no productivas. Los mismos aseguraron que debían concurrir, bajo la advertencia patronal de que quienes no lo hicieran, perderián el presentismo y se le descontarián los jornales de los días no trabajados.
El dirigente sindical azucarero, Mariano Cuenca, expresó con anterioridad que “tanto el gobierno provincial como el nacional deben estar atentos a estas situaciones de abuso patronal que ponen en riesgo la salud pública en detrimento de la vida de todos los habitantes de Salta y de todos los argentinos». Finalmente, advirtió que los trabajadores del Ingenio San Isidro debían esstar en sus casas con sus familias; y no expuestos para satisfacer intereses mezquinos e irresponsables. A su vez, denunció que no debían ser víctimas de «amenazas ni de represalias económicas por parte de sus empleadores”.
