María Fernanda Callejón vivió un enorme susto el pasado fin de semana cuando una emanación de monóxido de carbono, que habría sido provocada por una estufa de tiro balanceado mal instalada le generó una intoxicación a ella, a su esposo Ricky Diotto y a su hija Giovanna, que el mes que viene cumplirá 5 años. En aquel momento, toda la familia fue internada de urgencia en el Sanatorio La Trinidad de San Isidro y pudieron recuperarse rápidamente.
Luego del susto, Callejón fue entrevistada en varios medios para contar su experiencia. En una de esas últimas entrevistas, ella contó cómo junto a su marido intentaron «desandar el camino» de lo que había ocurrido. “Estás un tiempo en que no caés, por miles de motivos. Con Ricky nos empezamos a dar cuenta de que cada uno tiene un proceso de tiempos distintos (sobre lo que pasó ese día)», contó.
«‘Yo hice esto a tal hora’; ‘No, no, no, lo hiciste a tal otra’. No recordamos lo mismo”, contó la panelista de Polémica en el bar en diálogo con Catalina Dlugi para su programa Agarrate Catalina, en La Once Diez, a una semana de la internación. En esa búsqueda por entender lo que pasó, María Fernanda Callejón cruzó distintas experiencias y potenció su fe al respecto al asegurar que es una mujer de fe.
La actriz habló de la muerte de su mamá y la relacionó con el incidente. “Desde el momento en que ella partió supe que tenía un ángel. No tengo ninguna duda. Y creo que ella estuvo ahí. No sé si fue ella la que sacudió a Giovanna, y así ella pudo alertarnos…”. En varias oportunidad, ella se mostró totalmente convencida que la reacción de su hija al gas fue lo que les advirtió que algo no andaba bien aquella noche en que decidieron ir al Sanatorio.
Reconstruyendo los hechos en su cabeza, la intérprete se sorprendió por un hecho puntual. “Me parecía que iba a pasar algo…”, advirtió María Fernanda Callejón. “Ese viernes me levanté mucho más temprano de lo habitual, porque vengo acostándome y levantándome tarde por la cuarentena. Generalmente me voy a la cocina a hacer mi mate, (pero) me levanté e inmediatamente, dormida, y como estaba la casa, helada, prendí velas. Y cuando las estaba prendiendo, digo: ‘¿Por qué yo estoy prendiendo estas velas? Qué raro que esté haciendo este ritual, dormida… Bueh’”.
