SALTA – (Redacción) Saber que la cultura es un tema de prioridad en la agenda internacional, resulta un suspiro y una cuota de esperanza en el marco de una realidad que se presenta turbulenta y difícil de llevar para los trabajadores del sector. ¿Por qué decimos esto? Porque hoy se llevó a cabo el Foro de Ministros de Cultura de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
La reunión tuvo lugar de manera virtual a través de una videoconferencia, de la que participaron ministros de más de 150 países. Oportunamente, Tristán Bauer, Ministro de Cultura de la Nación, participó y dejó claras las intenciones de la actual gestión y las acciones previstas realizar. Asimismo, todos pudieron compartir políticas y estrategias que se están llevando a cabo en sus países a causa de la presencia del Coronavirus.
La actividad pensada como un espacio de intercambio de conocimientos y experiencias, logró cumplir con el objetivo previsto por la UNESCO. De hecho, todos y cada uno de los líderes, pudo compartir opiniones y observaciones sobre las repercusiones de la crisis sanitaria y económica en el sector cultural. De esta manera, se logró dibujar y considerar un panorama general de la pandemia y sus efectos alrededor del mundo.
«En un mundo donde crecen discursos racistas y xenófobos, anclados en el individualismo y la sospecha del otro, esta reunión demuestra la vocación de la humanidad por salir adelante en conjunto. La cultura una vez más se presenta como aquello que nos une y nos hermana, porque nos incluye a todos y tiene un poder reparador, que nos permite comprender que el cuidado del otro y del planeta, es el cuidado más profundo de uno mismo».
Tristán Bauer, Ministro de Cultura de la Nación
Los riesgos y esperanzas del «ecosistema cultural» mundial
En el texto que acompañaba la invitación, la UNESCO da cuenta de su preocupación por la accesibilidad cultural y el debilitamiento del “ecosistema cultural”, como resultado de la suspensión de todas las actividades artísticas y culturales. Si bien nuestra salud y bienestar así lo demanda, las repercusiones dentro de la industria creativa resultan inevitables y ya se hacen sentir entre los profesionales del circuito.
“Así pues, este período de crisis conlleva el riesgo de profundizar las desigualdades de acceso a la cultura y a la diversidad de las expresiones culturales en el mundo. La crisis también puede reducir la diversidad cultural y acentuar la tendencia a la concentración y la estandarización en el sector cultural«, afirma el Organismo Internacional.
Del dicho al hecho. Ya son muchos los trabajadores que se manifestaron pidiendo auxilio, amparo o al menos un espacio de diálogo; un espacio capaz de ayudar a quienes no pueden sostener el ejercicio de su trabajo actualmente. De allí nace la urgencia de recurrir a este tipo de conversatorios, en miras a generar condiciones más favorables, justas, amables o al menos llevaderas.
En este sentido, el Ministro de la Nación puso énfasis en la urgencia de promover una «cultura de la solidaridad”, que condense al sector de la salud y la cultura bajo una premisa: si le va bien a uno, nos va bien a todos. Por ende, también ocupó algunos minutos para hacer referencia a las acciones concretadas en el país. Expuso por ello, la clara intención de favorecer la accesibilidad a la educación y la cultura, de manera equitativa, plural y democrática.
La cultura de la solidaridad: del discurso a la práctica
“Ante una pandemia que espanta y mata, la cultura es sanadora”, definió el Ministro. Con esta frase dejo entrever la responsabilidad que implica mantener en pie todas las expresiones artísticas. Al tiempo que subrayo la decisión de garantizar la conservación del patrimonio, de forma mancomunada entre Estado, artistas y gestores. El popular dicho «por amor al arte», se ha tornado hoy en algo real y peligroso. Lo que hacemos a partir de esta crisis claro esta, lo hacemos primero por amor y vocación, pero ¿qué hay de la sostenibilidad del circuito?
En este punto, Tristan Bauer hizo referencia a toda las medidas de ayuda económica tomadas en pos de colaborar con la preservación de los centros culturales, organizaciones populares y proyectos comunitarios, organizaciones sociales con base territorial, foros, asambleas y comunidades indígenas, entre otros actores culturales. A su vez, aposto a la tecnología como uno de los fuertes a considerar para fortalecer el entramado y salir a flote.
Considerando que el rigor en los datos es fundamental para dar con políticas precisas y estructurales, reveló algunas acciones que se llevarán a cabo desde el Ministerio nacional. «Por eso, el Ministerio de Cultura de Argentina implementó una Encuesta Nacional de Cultura y elaboró un proyecto para la medición de los efectos del COVID-19 en el campo regional. Para ello, cuenta con el apoyo de los países del Mercosur Cultural ampliado. Próximamente pondremos a disposición de la comunidad internacional», expresó.
«Convocamos a la UNESCO a que trabaje mecanismos de resolución de la brecha digital. UNESCO debe hacerse oír en todo el sistema internacional, frente a los organismos financieros, para luchar contra la pobreza desde su competencia. El salir fortalecidos como humanidad de esta crisis de nosotros depende», concluyó.
