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CULTURA

Ana María Parodi: artista mayúscula, mujer impostergable

Ana es artista y gestora cultural, con años de trabajo al frente del Salón Auditórium. Con todas las actividades suspendidas, saca los trapitos al Sol y se sumerge en la reflexión.

Arte
Ana María Parodi - Artista y Directora del Salón Auditórium

SALTA – (Karla Bauch) Hay mujeres que lo dicen todo sin decir nada; mujeres que son poesía; mujeres que sin sospecha alguna se tornan en una obra de arte en lo que dura  un pestañeo; hay mujeres que son magia; son mujeres reales, que caminan en la Tierra y se reflejan en el cielo, con la determinación, la pasión y el amor bajo sus alas. A veces más abajo, otras veces en lo alto, pero van. Dejando su huella, conquistando miradas, manifestando sus propias luchas, haciendo camino.

Ana María Parodi es una de esas mujeres que da gusto cruzarse en la calle, tomar un café si tenés suerte, o al menos, admirarla cuando está en escena. Con una vasta trayectoria en el escenario cultural del país, y un rol activo en la literatura y el teatro, en escena y detrás de escena, Ana María es rica en experiencias. Una sabia referente que hizo del arte su vitamina.

Siempre fue algo natural en mí, propio, intrínseco, nació conmigo, empírico, no planeado, ni desarrollado a propósito”, subraya Ana María. Ella se recuerda como una  “metomentodo” de pequeña y jovencita. Con esa misma cadencia y total naturalidad, ingenuidad y valentía, Ana mostró un interés primerizo cuando todavía era muy pequeña, estudiaba piano y vivía en Córdoba. Con un carácter irrefutable, que todavía persiste intachable, daba señales de una pasión que  se volvería inconmensurable.

Una pasión tan desgarradora como dependiente y sana a la vez.

“Eso no podría explicarlo racionalmente. Es una forma de vivir, es parte de mi vida. Tuve que trabajar en muchas otras cosas para vivir y sostener mi familia, pero nada como subir a un escenario y hacer un personaje, ese es mi estado natural y cuando no puedo hacerlo siento que me falta lo esencial como el aire y el agua.  A veces me he sentido enferma, pero al salir a escena, no me duele nada, ni me acuerdo. Solo me alimento de ese estrés que se siente al estar entre patas esperando salir”.

Ana María Parodi, artista y gestora cultural; Directora del Salón Auditórium Dr. Rafael Villagrán.

En primera fila: cuarenta años de escenario

Fue en Salta, cursando 1º grado, cuando de la mano de su seño “Dorita Torena”, Ana María se largó a las tablas. Dorita le ponía la silla y Ana María alzaba su voz. Con la Escuela Sarmiento como escenario, empezó a cantar como Estela Raval, al son de “Tú eres mi destino”.  En casa, la consigna era la misma. Con sus hermanas, ensayaban y proyectaban grabar “un disco”. “Cosas de criatura”, expresa Ana. Lo cierto es que en aquel momento grabar en el estudio de don Bates Belgrano no era joda.

Luego a los 10 años aproximadamente, el colegio María Auxiliadora fue testigo de esta estrella en ascenso, los atisbos de quien más tarde sería una célebre gestora cultural en la región. Allí habían construido un salón de actos, con escenario y  telón incluido. Su imaginación no podía resistirse. Había que hacer algo.  “A mi se me ocurrió hacer “veladas de estudiantes”, recuerda.

Se trataba de pequeños espectáculos que dirigía armando un programita de diversos números: danzas, música y mini obritas de teatro. La gestión empezaba a vislumbrarse poco a poco. Tenía espalda para ello. “Aun no me explico como las monjitas y maestras me dieron bola”, ríe. Primaria y secundaria fueron etapas de descubrimiento, insistencia, creatividad en su máxima expresión.  En los actos preparaba los discursos, era la primera candidata para esas cosas. La que levantaba la mano en primera fila.

Así fue como llego a diarios y escenarios locales. “Ya escribía mis primeros poemas, y publicaba como gran privilegio en El Tribuno de aquella época, ubicado en calle Deán Funes casi España, cuyo Director Editorial, era Don  Mario Guevara”, recuerda. En cuanto al  Teatro Independiente, comenzó a trabajar en el Grupo Teatral Peña Española, bajo la dirección de José Antonio Lázzari al principio de los 80´. Asimismo, debutó en Teatro Independiente con la obra “Camino negro” de Oscar Viale, con la cual concretaron alrededor de 70 funciones en 2 temporadas entre 1985 y 1986.

La intimidad de una obrera del teatro y la poesía

Con una carrera ávida en reconocimientos y premios que se escapan de la cuenta, cada paso dado es hoy un sostén moral, laboral y personal indestructible. Su honorable labor y mérito artístico la definen como mujer y artista de esas que se cuentan con una mano, aunque Ana María los reconoce como mimos y celebraciones que agradece y reconoce con alegría.

Son alicientes y motores que en mi caso, me empujan siempre a un paso más, y me comprometen con mi comunidad. No me define ni como persona, ni como artista; no me hacen mejor artista ni mejor persona. Sólo me definen como una laburante, como una obrera del teatro y quehacer cultural”, asegura. Años y años de explorar, investigar, trabajar y proponer, una y otra vez, hasta alcanzar el presente como un reflejo en el que se siente cómoda al mirarse.

Ana María es superpoderosa pero también es humana y si algo nos deja esta crisis global, es la capacidad de reconocernos como iguales desde nuestra vulnerabilidad, nada más y nada menos. No somos inmunes al sentimiento mucho menos al entorno, somos sensibles, por dentro y fuera. Corre sangre caliente. A veces, tan permeables que asusta. Particularmente, me gusta pensar en esto: “que tu vulnerabilidad sirva para algo”.

El aislamiento obligatorio nos ha encerrado y obligado a encontrarnos frente a frente, entre cuatro paredes, codo a codo, potenciando nuestras virtudes, mientras masticamos y desechamos las miserias. En este proceso Ana reconoce que está grande, pero yo creo que la edad no es un condicionante. No está bien visto contradecir al invitado. A pesar de ello, insisto. Nos medimos con la vara de la vitalidad, la jovialidad y la ilusión.Nuestra pasión, valientes, es lo que permite  girar a la Tierra.

Esa pequeña Ana que recién salía al mundo vuelve a tocarle la espalda.  “Esa Ana hoy es madre, abuela y bisabuela. Ella hoy me diría que no me asuste, que no me angustie; que ya pasará y que volveré a trabajar mucho y mejor por un mundo que hay que reconstruir. Ella me recordaría que tengo que seguir siendo la fuerza, el espejo y la guía de los míos”, advierte.

Y desde acá, del otro lado de la línea, una Anita madura que abraza a esa niña, y reconoce su tenacidad y energía. “Lo lograste piba, pero no te lo creas, aún hay mucho por hacer”, subraya.

«Anita» María Parodi

Salta: tierra de artistas independientes, producciones de altura y materias pendientes

Ana María es fruto de una escena cultural envidiable. La región es el semillero de artistas gigantes y propuestas distintivas. Nacida del  seno de la autogestión y la movida independiente, Ana se sabe de memoria la espectacularidad del campo que camina todos los días. “Locos”, “bohemios”, “desacatados” y “noctámbulos poetas” fuera de toda “regla establecida o mandatos sociales y familiares”, son los que caracterizan su generación. Una generación que nos habla de espontaneidad, sinceridad y atrevimiento en sus acciones.

La producción –hasta ahora – fue destacada y fecunda; los artistas independientes, siempre estuvimos y estamos a la vanguardia de los hechos culturales, con o sin apoyo de entes oficiales”, advierte. De hecho, Ana María es la Directora General del Salón Auditórium Dr. Rafael Villagrán y vio evolucionar la entrega de los Premios Victoria a las Artes Escénicas. Cabe recordar que los premios son un paso obligado todos los años, una fecha que da cuenta del valor y la riqueza artística de nuestra geografía.

Sin embargo, es difícil llevar la realidad con constancia. A veces, no somos más que equilibristas intentando no dar el paso en falso y caer en el abismo. Pero la clave está en enfocar, concentrar y sólo caminar hacia adelante, aunque la corriente juegue con nosotros.   Con una lista de materias pendientes, Ana se refugia en un momento de introspección, de reencuentro, tan crudo como verdadero.

El Festejo del Aniversario de su gestión en el Audiotorium con 17 años de arduo labor,  y la Gala de premiación de los Premios Victoria a las Artes Escénicas en su 8ª Edición, son parte de las metas que se encuentran suspendidas con motivo de la cuarentena obligatoria.  Ahí mismo, en todo eso que hoy se suspende, emerge lo inaudito, la victoria que tanto esperamos. Los premios no son coincidencias, este momento es la revelación de una letra que hoy cobra fuerzas: la V de victoria. Al final, habrá recompensa.  

La calma después de la tormenta, el movimiento después de la pausa

“En mis planes estaban dos obras a estrenar como Actriz en esta ocasión; tenía en mente la reparación de los daños que las inundaciones que las lluvias del verano causaron en la Sala; en mis planes estaba la continuidad de la actividad y seguir haciendo más y más”, analiza, todavía apesadumbrada y quizás con menos fuerzas que ayer, pero no que mañana.

 “El Hombre propone y Dios Dispone”, recuerda, mientras atraviesa un campo minado de reflexiones, una etapa de profundo duelo y pausa. Sus palabras no rebozan de alegría, pero sí de verdad, y créame lector, esto es lo que tanto escasea hoy en día.

A

Intenté un poema

y sólo pude

dibujar los signos

de un idioma

es difícil escribir amor

con a

de ausencia

Poesía a cargo de Ana María Parodi

Paralelamente, a su cabeza viene la frase de Paganini: “victoria es el arte de continuar, allí donde otros deciden parar”. El punto justo donde la ausencia abraza al amor, y viceversa. En esta instancia recuerdo a Nietzsche haciendo alusión a que sólo del caos puede nacer una estrella.  

La frase de Paganini me inspiró en los momentos más difíciles, allí donde mis fuerzas parecían rendirse y decir: hasta aquí llegué. Siempre hay un momento que parece ser el borde del abismo, pero siempre hay donde dar un paso más sin caer”, concluye.

Su conclusión me lleva a otro lugar. Caminar es una de las primeras acciones que nos enseñan cuando todavía somos ajenos al mundo. Cómo olvidar el festejo de los padres cuando dábamos el bendito “primer paso”. ¿Te preguntaste por qué? Tanta alegría, tanto proceso, tanto cabía en un solo paso. Es tiempo, creo, de ponerlo en práctica. Es tiempo de dar el paso, y no en falso.

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