El mundo del espectáculo se encuentra dolido ante la partida de la exactriz y hermana de Mirtha Legrand, Silvia, a quien todos recordarán siempre e históricamente como «Goldie«. La noticia se conoció de manera reciente y ocurrió mientras ella dormía en su domicilio, dentro del comunicado expresado por los periodistas Jorge Rial y Ángel de Brito. Susana Giménez se encargó de emitir unas palabras tras lo acontecido, sabiendo que ella tuvo y tiene una gran relación con las hermanas.
En diálogo con «Telefe Noticias», la presentadora realizó una nota, comprendiendo la situación, muy dolida, con llanto de por medio y la voz quebrada por esta novedad. Así inició su testimonio: «Estoy muy triste. Para mí, Goldie era muy importante en mi vida. Hablábamos mucho y siempre me decía ‘acordate que desde que no está tu mamá, siempre te voy a mirar (en el programa de televisión)’», indicó.
Luego, Susana Giménez narró el momento en que Mirtha Legrand le comunicó el deceso de Goldie a sus 93 años. «Me enteré por Chiquita y eso me hizo peor, porque empezó a gritar y yo también, y tenía miedo de que eso le hiciera mal. Le dije ‘Basta, te va a hacer mal’. Y me dijo ‘Sí, me va a hacer mal’, y cortó. Ellas eran una sola persona… hablaban todos los días», aseveró.
La emoción de Susana Giménez
Posteriormente, la conductora de Telefe se encargó de detallar un poco lo que era como persona Silvia, además de narrar los últimos momentos en que se contactó con ella. «Era muy cálida, muy amorosa, no hay personas así. Dios la premió con esa muerte pacífica, porque se acostó y nunca más se levantó, no sintió nada. Yo había hablado con ella ayer, porque me mandó una torta y un regalo. No sé qué decir, estoy muy triste. Después voy a llamar a su familia», manifestó.
Por último, Susana Giménez cerró de esta manera su emotivo homenaje hacia la hermana de Mirtha Legrand. «Sabíamos que alguna vez iba a pasar, pero siempre creemos que la gente que amamos es inmortal. Ella estaba muy bien de la cabeza. Las dos son mágicas. Ayer cuando hablé con ella, lo que noté es que hablaba más despacito que de costumbre. Le faltaba fuerza, pero hablamos una hora. A ella le encantaba hablar por teléfono. Nunca dejó de llamarme en un cumpleaños mío aunque estuviera en los lugares más insólitos. Yo la adoraba. Éramos familia», selló.
