A lo largo de los últimos tiempos, Lizy Tagliani se ha convertido en una de las conductoras más queridas de la televisión argentina. Además, en varias oportunidades, la animadora expuso sus orígenes humildes. Ese fue uno de los detalles que la llevaron a empatizar con la gente y ha conseguir su éxito. En PH: podemos hablar, ella habló de su madre y se emocionó.
Cuando era apenas una niña, Lizy no valoraba el gran esfuerzo que hacía doña Tina en su crianza. En esta línea, la conductora de El precio justo admitió que tenía mucha vergüenza de ser pobre. Pero por sobre todo de su mamá. Hoy en día, recordar esos detalles le genera mucha angustia. Por lo que no pudo contener las lágrimas al comenzar su relato.
”No me daba tanta vergüenza mi sexualidad, por llamarlo de alguna manera, porque siempre fui muy libre gracias a mi mamá y a sus maridos o papás, todos los que tuve», contó Lizy Tagliani. «Pero sí me daba vergüenza ser muy pobre en un momento. Y no tanto ser pobre, sino mi mamá me daba vergüenza. Que es una de las cosas que más me angustia de grande”.
“Para mí fue todo, lo es. Pero llegó un momento donde yo tenía vergüenza porque era gordita, porque era pobre, porque trabajaba de mucama», agregó Lizy. «Yo empezaba a conectar con nenes que tenían otra realidad y como que la negaba. Inventaba. Una vez me puse en la carpeta la foto de una patrona de mi mamá, Maité se llamaba, y decía que era mi mamá”.
“Yo creo que desde los dieciocho años no hago más que castigarme con eso”, sentenció la conductora. Luego, Lizy relató lo que hizo su mamá por ella. “Ella no sabía cuál iba a ser mi destino, porque era una mamá soltera. Y, en esa época, no sabía si me iban a regalar, si mi abuela me iba a criar como si fuera mi mamá. Entonces me envolvió con unas sabanitas que le regalaron unas amigas, se tomó un micro y se vino a Buenos Aires sin saber adónde iba a ir», dijo.
«Empezó a generar un destino. Pero habrá dejado su vida, sus amores, sus afectos, su familia, su historia…”, reconoció Tagliani. “Ella vivía todo el tiempo en el Chaco. Pero dejó todo eso por mí. Y haber sido tan desagradecida ese tiempo, aunque sea inconscientemente, es un dolor muy grande que me cuesta más allá de todo lo que yo después conecté con mi mamá cuando aprendí. Pero es muy feo”.
